Capítulo 76

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Capítulo 76

Todos estuvieron un rato más ahí, pero hace falta recordar que a Lali la encontraron recién entrando la madrugada, y que entre una cosa y otra casi estaba amaneciendo y todos tenían que descansar, pero sobre todo Lali.

Por eso, Peter les pidió a todos que se fueran a sus respectivas casas para que su mujer pudiera descansar. Daniela quería quedarse a cuidar de su hermana, pero entendió que ella necesitaba descansar y estar son su hija y marido, a solas. Por eso se vistió y salió de casa de su hermana junto con su madre.

Peter estaba preparando un vaso con agua y unos tranquilizantes para que Lali descansara mejor, así que cuando tuvo todo listo subió para su cuarto. Su sorpresa fue que su mujer no estaba allí, por eso salió de allí para buscarla en el cuarto de Alma donde estaba seguro que la hallaría.

- Sabía que estabas acá – dijo Peter desde la puerta al tiempo que veía a su mujer de espalda a él porque observaba a Alma dormir en su cuna.

Ella no contestó, por eso él se acercó para situarse en su costado y ella se alejó llorando.

- ¿Mi amor que pasa? – preguntó Peter sin entender su reacción.

- Fue mi culpa – dijo Lali entre sollozos – todo fue mi culpa: lo de Delfina, lo de Héctor, dejé a Alma sola en la casa ¿entendés? Le pudo haber pasado cualquier cosa.

- La estabas protegiendo Lali – le respondió Peter – no tuviste la culpa de nada. El único culpable fue ese indeseable y por suerte ya no nos va a molestar más.

- Tuve tanto miedo por Alma. Cuando estaba en esa casa con ella y escuché su voz detrás de mí… no sé cómo hice para no volverme loca.

- Porque sos una policía grosa, y una madre aún mejor. Hiciste lo que creíste mejor para cuidar a nuestra hija. Además me conocés, estoy seguro que sabías que no iba a esperar al día siguiente para verlas como quedamos por teléfono. Soy un impaciente, ya lo sabés – dijo y consiguió que su mujer sonriera apenas – no sabes cuánto te extrañamos todos, mi amor – y la abraza pegándola todo lo que puede y más a su cuerpo.

- Perdón – le pide ella a él y es que a pesar de todo no puede no sentirse culpable – perdóname por hacerles pasar estos día tan malos.

- Deja de una vez de pedir perdón o me voy a enojar en serio – responde él separándola del abrazo para mirarla a los ojos.

Pero es que después de tantos días malos, Lali necesita descargarse, necesita de esa abrazo y de ese amor que estaba segura que Peter no le negaría. Y cuando las lágrimas comenzaron a brotar sin control por la mejilla de ella, él no dudo en volver atraparla con sus brazos y estar así un rato mirando a Alma dormir, y consolando con ese abrazo y besos reiterados en la cabeza de ella, dándole todo el amor que estuve necesitando ella recibir y él poder entregarle desde hace casi un mes… desde ese momento en que empezaron a distanciarse.

Lali quería darse un baño antes de dormirse, pero no tenía fuerzas. Peter insistió en que el la desnudaba y le ponía el pijama, pero ella dijo que estaba cómoda así, y que prefería dormir: lo único que necesitaba es que él la acompañara en su sueño. En parte era cierto, pero había otra parte: no quería que Peter descubriera el alcance de los golpes - físicos – que Héctor le había propinado durante esos días… y es que los golpes emocionales no los podía esconder de ese hombre que la amaba con su vida, y menos cuando necesitaba que no la soltara nunca más, porque ese dolor necesitaba sanarlo y no podía hacerlo sin su ayuda.

- Buen día – dijo Lali entrando en el salón.

- Buenas tardes – la corrigió Peter sonriendo.

- ¿Qué hora es? – preguntó Lali refregándose los ojos.

- Casi las cinco, pero no importa… es normal que durmieras tanto mi amor. Para mí, no deberías estar levantada – le dijo Peter.

- ¿Alma? – preguntó ella desde la puerta del salón.

- Arriba, comió y después de jugar se durmió hace un ratito. ¿Vos querés comer?

- No, recién me levante.

- Bueno, al menos unas tostadas… algo tenes que comer Mariana – la retó Peter y se levantó para besar su boca – te amo. Sentate que te traigo tostadas, con dulce de leche y una chocolatada ¿querés? – y ella asintió. Antes de irse se volvieron a besar.

Lali se sentó en el sofá intentando que su quejido por el dolor al sentarse, no fuera muy fuerte para que Peter no pudiera oírla. Estaba esperando que Peter llegara cuando sonó el timbre.

- Voy yo – contestó Peter y antes de averiguar quien los visitaba dejó la bandeja en la mesa pequña del salón – Hola – los saludó Peter.

- Amiga – corrió Candela al ver a Lali sentada en el sofá y las lágrimas cayeron por el rostro de la visita – ¿cómo estás?

- Auch – se quejó Lali sin poder evitarlo – si me dejas respirar, capaz estoy mejor – contestó Lali bromeando y envuelta en los brazos de su amiga.

- Mi amor, no seas tan brusca – la reprendió Vico, como si fuera el padre y no el novio.

- ¿Vos? Una me recontra saluda y la otra se queda ahí parada – dijo Lali mirando a Euge y a Nico que la seguía atrás.

En ese momento la rubia del grupo se apresuró para llegar al sofá y unirse a ese abrazo.

- Mery está de viaje, pero está informada de todo. Viene en un par de días, pero después te iba a llamar, lo que pasa que estaba bastante ocupada con el trabajo, pero estuvo pendiente de todo – explicó Euge.

- Tranquilas, algo me contó Peter. Estoy bien Can – intentó tranquilizarla porque ella no dejaba de llorar – dejá las lágrimas, yo ayer las gasté todas.

Las chicas acompañaron a Lali, y por supuesto que sus novios también. Sobre todo Nicolás, quien conocía a Lali desde hace bastantes años y a la que quería como una hermana. Tres horas después – aunque hubo llamadas telefónicas de los familiares tanto de Lali como de Peter para interesarse por ella - todos los invitados se marcharon con la promesa – casi amenaza – de que pronto, cuando ella estuviera más tranquila, tendría que celebrar su vuelta, a lo que Lali no pudo ni quiso negarse.

- El baño está listo mi amor – dijo Peter saliendo del baño para entrar al mismo tiempo en su cuarto y ver como Lali jugaba con Alma.

- Gracias hermoso – respondió Lali tirándola un beso – te quedas con papi ¿si mi amor? Mamita vuelve en un ratito hermosura.

En ese momento sonó el teléfono.

- Anda a bañarte que yo me quedo con la peque y veo quien es – respondió Peter. Ella se acercó a él antes de entrar al baño y lo besó.

- Hola – atendió Peter después de colocar a Alma en su cuna-parque y dejarla jugando – sí Javi, está. ¿Ahora tiene que ser? Si estaba por darse un baño pero dudo que ya esté bañándose – respondió Peter yendo hacia su cuanto para buscar a su mujer. Abrió la puerta y observó a Lali sin camiseta, solo con el sujetador y se quedó sin habla al ver los moratones.

- Peter – dijo Lali y pensó en taparse con la camiseta pero sería en vano.

- Javier ¿te puede llamar en otro momento? Sí, ya se metió en la ducha. Dale cuando salga le digo que te llame – respondió Peter al teléfono y cortó la llamada.

Dejó el aparato en la cómoda del cuarto y entró al baño y se acercó a Lali para pasar poco a poco los dedos por las marcas de los golpes, cuando tocó el costado, a pesar de que fue un roce leve, ella no pudo evitarse encogerse del dolor. Ante eso, él subió la vista: Lali pudo ver en sus ojos brillantes dolor, rabia, furia…

- Es más aparatoso de lo que en verdad son – intentó Lali calmar aquel momento de tensión.

- Por eso no me dejaste desnudarte anoche – recordó Peter la escena de horas antes.

- No quería que me vieras para que no te sintieras mal.

- ¿Pretendías ocultarte de mí? Vivimos juntos Lali – le recordó Peter y ella agachó la mirada – soy tu marido, y necesito que confíes en mí. Te juro que si ese tipo no estuviera muerto, ahora mismo lo mataría yo con mis propias manos.

- No me gusta escucharte hablar así – dijo Lali temerosa – por eso no te lo quería decir. Pero de verdad que no son para tanto.

- ¿Emilia los vio no? – preguntó Peter girando a Lali y observándole la espalda.

- Sí, me mandó una crema y unos calmantes por si me duelen mucho – le contó ella - ¿Dónde está Alma?

- Tranquila, la dejé en la cuna jugando. Quedate acá, voy a mirarla y ahora vengo – dijo Peter y ella no se negó.

Peter no tardó ni cinco minutos en comprobar que su hija estaba entretenida golpeando un piano regalo de su tía Rochi, intentando que sonara. Volvió con Lali, para ayudarla a desvestirse y meterse en la bañera. Fue muy dulce y cariñoso con ella: le lavó el pelo, masajeándole la cabeza para después continuar enjabonándole el cuerpo muy delicadamente para no lastimarla más de lo que ya estaba. Un rato después la ayudó a salir de la bañera.

- Voy a mirar a Alma mientras te secas, ahora cuando te pongas la ropa interior te esperas en el cuarto y te pongo la crema ¿si? – le preguntó Peter.

- Gracias – respondió con una sonrisa y sintió que lo amaba más después de como acaba de cuidarla.

- No me las des. Te amo – respondió él.

Ella hizo lo que él le pidió mientras que él hacía lo que le había dicho. Pero esta vez cuando llegó al cuarto de la pequeña ya no golpeaba el piano sino que se había quedado dormida agarrada a su osito de peluche.

- Se quedó dormida – informó Peter entrando en la habitación y Lali lo esperaba sentada a los pies de la cama de dos plazas y media que compartían.

- Tiene los horarios algo revueltos como yo – respondió Lali con una media sonrisa.

- Dale, ¿dónde está la crema?

- Emi me dio ayer una pero me mandó a que compráramos otra más porque dijo que no tendría suficiente – dijo Lali sacando la crema de su mesilla de noche.

- ¿Qué te dijo Emi? ¿Te quedará marca? – preguntó Peter examinado los golpes.

- Que no tengo ningún hueso roto ni ningún órgano dañado… las marcas se irán, con el tiempo – dijo ella pero no se refería a las marcas del cuerpo.

- Lali, prométeme que ese tipo no te volvió a tocar – dijo Perter – jurámelo por favor, no me perdonaría que él hubiera vuelto a…

- Shh – Lali lo calló poniendo un par de dedos en su boca – te lo prometo Peter. Me hizo daño, mi cuerpo es prueba de tal, y puede que me cueste olvidarme de todo lo que pasó, pero voy a estar bien.

- Dejame que te cure las heridas – dijo él extendiéndole la mano para que ella le diera la crema.

- Necesito que cures otras heridas antes – respondió ella dejando la crema en la cómoda – éstas – y agarró la mano de él para ponerla sobre su corazón – no sé cuánto tiempo tarde en olvidarme el horror que viví y que ustedes pasaron por mi culpa – él quiso hablar para repetirle que no era culpa de ella pero no lo dejó – pero sé que la única forma de poder hacerlo es teniéndote conmigo, necesito curarme todo este dolor y tu amor es el único que me puede sanar.

Esas palabras ellas las decía con los ojos a punto de lagrimear, y esas mismas palabras emocionaron a Peter, quién con mucho cuidado abrazó a su mujer para tumbarla en la cama, y después de quitarle la poca ropa que ella llevaba comenzó a besarla. Comenzó por su boca, pero después sintió la necesidad de besar las marcas que tenía por su cuerpo y así lo hizo con sumo cuidado. Una vez había recorrido con su boca y sus manos el cuerpo de su mujer, se sacó la ropa que llevaba puesta y se tumbó en la cama para que Lali se colocara encima – era consciente de que si la tumbaba bajo su cuerpo, la dañaría aún más – y por eso dejó que ella tomara el ritmo que necesitara, para amarla como hacía un tiempo que necesitaba demostrarle. Lali se movía sobre Peter marcando ella ritmo, y disfrutando del amor que a pesar hacía un tiempo no se demostraban, en el fondo, nunca dudó que seguía inmune e inalterable a pesar de todo lo sucedido.