Capítulo 65

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Capítulo 65

La situación de la chica empeoraba cada vez más y más. El tratamiento no estaba dando el resultado que ellos esperaban y el tumor había vuelto a tomar el tamaño que tenía. Esos días Peter estaba centrado en buscar alternativas para intentar encontrar una cura para Delfina, incluso descuidando su vida personal.

- Hola amor – lo saludó Lali al llegar a casa – Peter  - lo llamó Lali pero él siguió directo a su dormitorio.

Lali dejó a Alma en su cuna para acostarla y siguió hacia su dormitorio.

- ¿No vas a cenar hoy tampoco? – le preguntó Lali.

- No tengo ganas Lali, estoy cansado – respondió él algo hosco.

- Me parece perfecto, eso sí, la próxima vez me avisas, para que así no te espere para cenar – respondió ella y cerró dando un portazo.

Peter sabía que estaba pagando su fracaso profesional con su familia, pero no podía evitarlo. Se sentó en la cama y portátil mediante continuó investigando.

Así eran los días que iban siguiendo, el tiempo que pasaba en su casa, atendía a Alma, charlaba con Lali algo o nada y se ponía con el ordenador a buscar e investigar alternativas de hospitales de todo el mundo.

Una noche, Peter llegó y tanto Lali como Alma habían cenado. Cuando Lali lo vio entrar se dirigió con la niña a la habitación y la acostó, y se fue a su cuarto.

- Buenas noches La – la saludó.

- Buenas noches. Te voy a pedir solo un favor, antes de acostarte le das aunque sea un beso de buenas noche a tu hija por favor.

- ¿Qué? – preguntó Peter – deja que me cambie, cene, porque por lo que veo vos ya cenaste, y después estaré un rato con Alma.

- El “por lo que veo ya cenaste” sobraba. Estoy harta de estar esperándote y que cuando llegues me digas que no quieres cenar. Y lo de tu hija es porque hace una semana no sabes nada de ella Peter. No sabes que empezó a dar sus primeros pasos y ¿sabes con quien lo hizo? Con Gastón, porque vos no estabas acá. Porque hace una semana, casi que vives en el hospital.

- Lali pará un poco, no es justa esta escena.

- ¿Justa? ¿Me estás cargando? Lo que no es justo es que tu hija no disfrute de vos, porque que apenas hables conmigo, que haga más de una semana que no me pones una mano encima, y que no tengas ni una palabra delicada para mí me lo puedo bancar – le soltó Lali con las lágrimas a punto de correr por su cara – pero que lo hagas con tu hija, eso NO – le gritó.

- No me grites Mariana – contestó él de la misma forma – Alma te tiene a vos para que la cuides, Delfina me necesita a mí.

- Parece ella tu familia Peter – le contestó.

- ¿Esto es una escena de celos?

- ¿Escena de celos? ¿Me estás jodiendo Juan Pedro? Lo único que sabes hacer es vivir para esa mina. Lo siento por ella, me duele en el alma lo que le está pasando. Pero no te podés traer los problemas del trabajo a casa. Cuando salis del hospital, los dejás allá. Porque si no lo haces, te pasa lo que nos está pasando a nosotros, que no tenemos vida.

- No quiero discutir.

- PERO YO SÍ – volvió a gritar Lali – necesito que reacciones, que te des cuenta de que te estás perdiendo el crecimiento de tu hija.

- Amo a Alma.

- Gracias por la parte que me toca – dijo Lali sentándose en la cama sin controlar ya el llanto.

- Entendeme La, por favor – le pidió él más calmado y acercándose a ella para acariciarla.

- ¿Y a mí quién me entiende? – preguntó ella elevando de nuevo el tono de voz – no me toqués, estoy cansada de todo esto Peter – le dijo.

- ¿Te pones así porque no estamos juntos, porque no paso tiempo con vos?

- IMBÉCIL eso es lo que eres – le gritó a la cara y escuchó el llanto de su hija.

- Con tus grandiosos gritos hiciste llorar a la nena.

- Estos gritos son para no darte donde más te duele – dijo Lali – y tranquilo, que de la nena me encargo yo, porque a pesar de tener padre y madre, desde hace semana y media tiene mucha familia, menos padre.

Lali salió del cuarto y fue a tomar a Alma entre sus brazos para calmarla. Pero su estado de ánimo no era el más adecuado, así que decidió ocupar uno de los cuartos de invitados y pasar esa noche con su hija.

A la mañana siguiente, Peter se levantó y vio que Lali había dejado una nota diciéndole que pasaría el sábado con su hermana mayor, que se había llevado a Alma con ella para que él pudiera estar tranquilo y continuar con su trabajo.

Eso a Peter lo enfadó bastante y la llamó por teléfono.

- ¿Dónde estás? – le preguntó Peter a Lali cuando ella atendió.

- Con mi hermana, ¿no viste la nota que te deje? – respondió Lali intentando sonar calmada.

- Te pregunté donde, no con quién – contestó él distante.

- En su casa.

- Voy para allá, tenemos que hablar.

- Ni se te ocurra – le advirtió Lali – porque si venis, cuando llegues, no estoy.

- ¿No querías que habláramos? Eso lo que quiero – dijo Peter irónico.

- Las ironías te las guardas, conmigo no te funcionan. Y soy yo la que no quiere hablar ahora, vos necesitas tu tiempo para trabajar, yo lo necesito para relajarme y quiero hacerlo con mi hija y mi sobrino – contestó Lali.

- Quiero ver a Alma – le dijo Peter.

- No te preocupes, que como hoy lo tenés libre, después de comer estoy en casa para que veas y estés con Alma. Chau – y colgó.

Ana estuvo presente en toda la conversación y cuando Lali colgó, abrazó a su hermana.

- Tranquila Lali – la intentó calmar – todo se va a solucionar. No debiste hablarle así tampoco.

- Que se joda – respondió Lali entre sollozos – no sabes cómo me trató todos estos días, como si no existiera.

- Dale, tranquilízate, límpiate la cara y vamos con los niños. No da que Santi ni Alma te vean bajoneada.

- Por eso me vine acá, porque necesitaba estar con ellos para que me den alegría, los dos juntos – respondió Lali limpiándose la cara.

- Estas en tú casa cuñadita – apareció Chris en la escena y la abrazó de costado – y si hay que ir a darle dos piñas a Peter para que reaccione yo me presto.

Y ese comentario hizo que Lali sonriera un poco, aunque en ese momento pensó que quizás a Peter le hacía falta eso para que reaccionara. Pero enseguida lo borró de su mente, solo quería pensar en pasar un buen sábado con su hija y su ahijado.