Ruanas tardes/noches!
Sí, he desaparecido un poquito pero tenía obligaciones que cumplir. Gracias por estar del otro lado. Para que no vuelva a pasar (esta semana) voy a dejar los siguientes capítulos programados. Mañana también serán dos para subir los "atrasados", el viernes y el sábado habrá uno cada día y los domingos no voy a subir.
Comenté también que estoy subiendo la misma novela en la plataforma de wattpad por si os resulta más asequible y además voy a subir ahí mi primera novela, con la que empezó el blog, se llama "Lo que deba ser, será" por si queréis volver a leerla o alguien no la ha leído y quiere hacerlo. https://www.wattpad.com/user/Inma06
Sin más, os dejo los dos capítulos de hoy. Mil besos!!
PD: AH! Arii por cierto... sorpresa va a haber aunque no sé si como tú esperas jajajaja
CAPÍTULO
49
Me despierto con el sonido
de mi móvil, que lo he dejado en el salón. Por la ventana entra la luz de la
noche… miro el reloj de la mesilla y veo que son las diez menos cuarto. Después
de hacer el amor tres veces nos hemos quedado dormidos. Peter se remueve, y
poniéndome su camiseta –amo ponerme su ropa- salgo corriendo a por mí móvil
para no despertarlo.
- Buenas noches Juli – la
saludo al ver que es ella.
- Hola La – me responde ella
- ¿puedes hablar?
- Sí, estoy sola.
- Perfecto. A ver, nosotras
vamos para Cádiz el viernes por la mañana. Vamos con Peter, Irene y Sergio.
- Perfecto.
- ¿A qué hora me dijiste que
llega tu tren a Cádiz? – me pregunta y me aseguro que Peter no se haya
levantado.
- El sábado por la mañana a
las doce y diez.
- Perfecto, te vamos a
recoger a la estación. Vamos a pasar el día en el campo así que te recojo con
Sonia y nos vamos para el campo.
- Perfecto, muchas gracias
guapísima. Por favor, a Sonia no se le vaya a escapar que últimamente está que
no se calla nada.
- Sí, lo sé. No te
preocupes, como si la tengo que amordazar – dice entre risas - Lalita cariño,
te vemos el sábado – escucho decir a Sonia por detrás.
- Os veo. Buen viaje.
Gracias, os quiero.
- Gracias hacen los monos
corazón. Buen viaje para ti también. Besazo.
Cuelgo y miro de nuevo la
hora. No tengo ganas de cocinar, así que busco alguna propaganda por casa para
pedir comida, pero no encuentro ninguna. Voy al cuarto a buscar la tablet y
Peter está despierto.
- Hola bombón – le digo y me
tiro encima de él.
- Prefiero que no pongas
tela por medio – me dice señalando su camiseta, la que llevo puesta. - ¿Qué
hora es? Tengo hambre.
- Pues son las diez de la
noche. Pero no tengo ganas de cocinar gordo.
- Yo cocino para la
princesa.
- No, no quiero que te
pringues tú otra vez que menudo mes te he dado.
- No digas tonterías,
bobita.
- Enserio, estaba buscando
alguna propaganda para pedir comida, alguien me ha quitado las que tenía
enganchadas en la puerta del frigorífico – le digo acusándolo directamente.
- Eran todas antiguas. – se
defiende y lo beso – está bien, sino tienes ganas de cocinar ni me dejas que
cocine… ¿vamos a la calle a comer? Ya sé – dice y se incorpora, obligándome a
mí a sentarme poniendo mis piernas a cada lado de su cuerpo. – Cenita y cine. O
cenita y baile. Llamamos a Euge si quieres para celebrar que Manuela viene en
camino.
- Me gusta la idea. – me
estiro y cojo su móvil – préstamelo porque el mío está en el salón – le sonrío
y me besa.
Busco “rubia” que es como
tiene a Euge agendada y la llamo.
- ¿Peter? – pregunta extrañada.
- Nena, vamos a ir a cenar y te llamo para invitarte a celebrar que voy a
ser la madrina de la ahijada más hermosa del mundo.
-
Laluchis eres tu, ya me extrañaba que el tonto que tienes por novio me
llamaras. Ok, entonces tenemos cenita de parejas.
-
¿Nacho está aquí?
-
Síiiiii me ha dado la sorpresa. Me ha engañado esta tarde cuando he hablado con
él.
-
Pues, preparaos. En media hora bajamos y nos vamos.
Cuelgo antes que me diga que
le he dado muy poco tiempo. Salto de encima de Peter y busco algo para ponerme.
Peter se levanta, me da un beso y se va a la ducha. Menos de cinco minutos han
pasado cuando está de vuelta en el cuarto y yo me voy al cuarto de baño con el
vaquero, la camiseta y la casaca de flecos que he elegido. Me ducho, decido no
lavarme el pelo no me arriesgo a que no
me dé tiempo. Salgo de la ducha, me doy un crema por el cuerpo, me visto y
salgo corriendo al cuarto para maquillarme.
- Nene, en el armario abajo,
están los espartos, acércamelos porfita – le pido mirándolo por el espejo de mi
dormitorio porque él ya está listo, tirado en la cama nuevamente jugando con el
móvil.
Hace lo que le pido y cuando
los deja a mi lado se acerca a mi y me besa la mejilla.
- Estás hermosa – me susurra
al oído y comienza a darme besos en el cuello.
- Y si sigues haciendo eso,
creo que voy a cenar algo que no es comida – le digo y él se ríe.
- Mejor, me reservo para ser
tu postre. – dice y no puedo evitar levantar la ceja y morderme el labio.
Termino de maquillarme y me
pongo los zapatos. Llaves, móvil y monedero dentro del bolso junto con mi
neceser.
- Lista – digo y doy una
vuelta sobre sí misma.
- Tira y sal del cuarto, o
de verdad no salimos de aquí – dice.
Cojo las bolsas con lo que
compramos mi amiga y yo hoy. Salimos, cierro la puerta y bajamos un piso para
llegar a casa de Euge. A diferencia de ella, yo si llamo al timbre en vez de
abrir la puerta directamente.
- Lalita – me abraza Nacho –
hola Peter.
Lo saluda también a él y
Nacho me señala que está en el cuarto.
- Lali no me mates. Tengo
una buena excusa: me tengo que comprar ropa amiga, me queda todo pequeño.
- Toma – le doy una de las
bolsas – además de comprarle cosas a Manuela hoy, te compré un regalito a ti.
Abre la bolsa y saca un
traje corto, y a la altura de la de la barriguita queda un dibujo de un bebé
asomándose como a un bolsillo y sale un bocadillo que dice “Voy a ser igual de
guapa que mi madre”.
- ¿Pero cuando lo has
cogido?
- Cuando estabas buscando
chupetes con el nombre de Manuela – le digo y sonrío.
- Me encanta – me da un
abrazo y se lo pone.
Se maquilla rápidamente y
mientras le preparo su bolso.
- ¿Y ese vestido? – pregunta
Nacho con una sonrisa.
- Obsequio de la madrina de
tu hija – dice Euge.
- Estás preciosa amor – la
agarra y la besa.
Peter abre la puerta y todos
salimos. Decidimos caminar y entrar en un bar que está cerca de casa para
después ir a tomar algo cerca también. Mañana hay que madrugar. Tapeamos de
todo un poco, aunque Euge se controla con ciertas cosas que el médico le ha prohibido
comer y beber. Después vamos a tomar algo y bailar un poco, que voy a ser
madrina de una niña hermosa y hay que celebrarlo.
Sobre las dos y media de la
mañana, llegamos a casa. Y tal y como Peter me había prometido, es pasar el
umbral del departamento, me coge en brazos y comienza a besarme y desnudarme.
Obviamente lo sigo, y no me quedo atrás quitándole la ropa y acariciándolo.
Chocamos con el sofá y no llegamos a la cama para volver a ser uno.
El despertador suena a las
ocho de la mañana y escucho como Peter lo apaga.
- Gordita que se te va a
hacer tarde – me despierta con besos.
Nos levantamos, desayunamos
juntos, termino de meter las últimas cosas en la maleta y salimos de casa.
Peter me lleva en coche al aeropuerto para coger el avión a Málaga. Me despido
de él por última vez cuando suena la última llamada de mi vuelo.
- Te quiero. Cuando llegue
te llamo. Disfruta el fin de semana con tu familia.
- Lo mismo te digo chispita,
y cuídate por favor – me pide.
Lo vuelvo a besar y abrazar.
Desde que tuve el accidente es la primera vez que nos separamos más de unas
horas y veo la preocupación en sus ojos. Tenía alguna duda de la sorpresa que
pensaba darle pero esta mirada me hace estar segura de que él lo merece.
Después de poco más de una
hora, llego al aeropuerto de Málaga. Nada más bajarme le mando un mensaje a
Peter diciéndole que he llegado y me contesta deseando que disfrute de mis
minivacaciones con mi familia.
- Primita – me dice Cristian
al salir del aeropuerto – que bien que has venido. Están todos en casa deseando
verte.
- Pues vámonos, porque estoy
dudando si he venido en avión o he viajado en la máquina del tiempo… ¿es
octubre o agosto? Que calor.
- No te quejes, que la
piscina está lista para que la pruebes en cuanto llegues.
Nos montamos en el coche y
nos dirigimos a casa de los padres de Cristian. En todo el camino no paramos de
cantar y reír. Tanto él como Carla llevan dos semanas aquí.
- Hola – digo entrando en
casa de mi tía detrás de Cristian.
Además de los padres de él,
están mis otros tíos y demás primos.
- Comida familiar sorpresa –
dice Carla – hola La! Bienvenida a casa.
Los saludo a todos. Mi prima
me lleva a su cuarto que será mío el tiempo que esté aquí, nos cambiamos y
bajamos a la piscina. Mientras juego con mis primos más pequeños, los mayores ponen
la mesa y mis tíos terminan de preparar la comida. Todos me tratan como si
estuviera entre algodones, saben lo de mi accidente y me miman… también sabe
que mi novio va a ser padre y e felicitan por ello.
Paso un día maravilloso con
ellos y sé que el de mañana será mejor. Al día siguiente por la mañana, nos
levantamos temprano para ir a pasear por el centro. Cuando volvemos –con
algunos recuerdos y regalitos- nos preparamos para la piscina, porque hace
viento y en la playa no estaríamos bien.
Jugamos en el jardín a todos
los juegos habidos y por haber y entre Cristian, Carla, Carmen y algunos primos
más conseguimos que los más pequeños se olviden de las maquinitas por un tiempo
y disfruten del día que hace. Después de darnos un baño, comemos y después de
recoger todo, comernos un helado y volvernos a bañar, seguimos jugando esta vez
al twistter. Entrada ya la tarde
noche nos preparamos para ir a cenar fuera, y disfrutamos de toda la noche.
Echo de menos a mi padre, me encantaría que estuviera aquí pero tiene trabajo y
no puede permitírselo.
- Gracias por estos dos
maravillosos días tata.
- Sabes que estás en tu casa
cariño – me dice ella.
- No me acordaba lo que era
estar con tanta gente tanto tiempo – digo – no me acordaba lo que era echaros
de menos.
- Promete que la próxima vez
vendrás con Peter, tenemos ganas de conocerlo Marianita – me dice mi tío
Guillermo.
- Prometido, pero dejad que
lo prepare para que no me lo espantéis.
- Cielo, si después de estar
en Irlanda está contigo, sobrevive a cualquier cosa – comenta mi tía Raquel.
- Pues tienes razón, al lado
de aquella tormenta no llegáis ni a tornadito – les digo y todos reímos.
Volvemos a casa y jugamos un
rato a las películas: primos contra padres y tíos. Antes de irme a dormir me
despido de todos, ya que mañana me voy temprano a la estación para coger el
tren a Cádiz. Preparo la maleta por la noche y al coger el móvil veo el mensaje
de buenas noches de Peter. Le contesto con miles de besos y diciéndole cuanto
lo extraño, que ya queda menos para estar juntos de nuevo… aunque lo que no
sabe es que queda menos de lo que él cree.
Me despierto temprano, me
visto y recojo mi maleta. Al bajar mi tía Carmen y mi tía Raquel están
despiertas. Me piden un taxi y cuando este llega me desean feliz viaje y me
recuerdan la promesa de volver con Peter. Miro el reloj y es muy temprano para
avisar a Sonia y Julia, así que decido hacerlo cuando esté montada en el tren.
Dicho y hecho, llego a la
estación, busco mi tren y me monto. Me acomodo y antes de echarme a dormir con
mis cascos con música para que nadie ni nada me moleste, le mando un mensaje a
Julia.
- Nenis recién montada en el tren. Se supone que llega sobre las doce,
aun así cuando esté cerca os aviso por si acaso.
-
Buenos días morena. Perfecto, que tengas buen viaje.
En mis oídos suenen Axel y
Vanesa Martín con su ¿y qué?, y tras
poner una alarma en el móvil para despertarme a tiempo, me echo a dormir y así
que el tiempo se pase más rápido.
CAPÍTULO
50
Me despierto un minuto antes
que suene la alarma… algo que odio que me pase pero que suele pasarme muy a
menudo. Cuando suena la alarma la apago y doy play a la música porque no sé en qué momento pero la reproducción
ha parado. Como por arte de magia, empieza a sonar Cai cantada por Niña Pastori y Alejandro Sanz. No puedo evitar
sonreír al escuchar esa canción y ver por la ventana que ya estoy en Cádiz, y
en dos paradas llegaré a la estación.
Niña Cai se bebe el
sol,
Cai es la brisa
marinera,
Que remienda tu
corazón
Con la sonrisa más
morena
En
la pantalla veo que la próxima parada será la última. Con una sonrisa, me quito
los cascos y dejo de escuchar la canción para ver esta tierra, el lugar del
hombre que más quiero. Cuando el tren entra en la estación, me levanto y bajo
mi maleta. Para y se abren las puertas, bajo y me dirijo a salir del andén.
Antes de salir, veo como Sonia y Julia me están esperando y se van acercando a
mi encuentro.
-
Pero que barrigona estás – le digo a Sonia y la abrazo para después acariciar a
los peques.
-
Julia no me cree, pero tengo barriga por días. Hay días que se me nota más que
otras.
-
Quizás tenga algo que ver las pechadas de helado que te metes entre pecho y
espalda – bromea Julia y las tres reímos. Ahora me mira y me abraza –
bienvenida madrina – me dice y le sonrío.
-
Gracias por recogerme chicas. Que calor.
-
Pues ya verás cuando salgas. Parece mentira que estemos en octubre.
Salimos
de la estación y nos dirigimos a buscar el coche de las chicas. A lo lejos veo
que no están solas, sino que vienen con Irene.
-
Lali – me abraza cuando me ve – estoy feliz de volver a verte. Estoy deseando
ver la cara de tonto que se le queda a mi hermano cuando te vea aparecer.
-
Gracias por venir Irene.
- No
se fía de mí, no me ha querido dejar el coche – protesta Julia.
- Ni
de ti ni de nadie, no me gusta que nadie que sea yo conduzca mi coche – se
defiende ella – Ya sabes eso que los coches son como los novios.
Julia
y Sonia se quedan mirándola sin entender.
- Ni
se prestan ni se regalan – termino yo y ambas nos reímos – aunque tú has
cambiado un poco el refrán.
- Lo
he adaptado a mí – añade ella – bueno, vámonos porque me va a dar un chungo con
esta calor.
- Y
lo dice alguien que no lleva con ella no sé cuantos kilos demás. – dice Sonia sarcástica.
Guardo
mi maleta en el maletero, y nos metemos en el coche. Salimos de la estación y
nos dirigimos a salir de Cádiz (capital) para ir al campo de la familia de
Peter.
-
¿Dónde está el campo?
- En
el Marquesado, en Chiclana. No vamos a tardar mucho – me dice Irene.
- Yo
espero que tu novio y tu hermano hayan puesto a punto la piscina porque voy de
cabeza vamos – dice Sonia abanicándose – que calor por favor.
Seguimos
hablando y me cuentan que están todos en el campo, los sobrinos de Peter, los
padres, la hermana mayor y los cuñados.
- Ya
te queda menos – le digo y le acaricio la panza.
-
Vas a ir toda barrigona a mi boda amiguita – bromea Irene y Sonia el saca la
lengua.
- No
te metas con mi futura mujer Irene – la defiende Julia.
- Va
a ser la barrigona más preciosa de toda la boda – le dice Irene y las cuatros
sonreímos.
-
Eso tu hazme la pelota.
-
Solo pido que no se te adelante el parto, si nacen y estoy en Punta Cana no me
lo voy a perdonar – agrega Irene. Va reduciendo la velocidad, así que supongo
que se acerca el carril del campo.
-
Esto tu sigue refregándonos por la cara la luna de miel que te vas a pegar.
-
Tranquila cielo – le dice Sonia a Julia – que tú y yo nos la vamos a dar cuando
nos casemos además.
-
Por supuesto que sí que os lo merecéis – digo yo – los peques van a estar que
bien con su padre y conmigo.
- De
eso no tengo duda – me sonríe Sonia.
-
Llegamos – dice Irene y entra en un carril. Al final del mismo se ve una puerta
para entrar en el campo y se puede ver que al casa es preciosa, al menos por
fuera – no sé si has visto fotos del campo, pero es precioso. Tenemos hasta
huerto. A mi madre le flipa todo esto de la naturaleza – cuando llegamos al
final del carril, coge un mando y abre la puerta
Enseguida
aparece Sergio y besa a su mujer a través de la ventanilla.
-
Entra tranquila, Peter ha ido con tu padre a comprar hielo y refrescos – dice –
hola chicas.
Las
tres saludamos con una sonrisa, Irene entra y aparca el coche.
-
¿Qué le habéis dicho a Peter para poner de excusa que llegábais más tarde?
-
Que me dolía la espalda, que había pasado mala noche por culpa de sus hijos –
dice riendo y tocándose la barriga.
-
Pobrecito ellos que ya tienen que aguantar culpas que no les corresponden antes
de nacer – dice Lorena, la conozco por fotos – por fin nos conocemos en
persona. Soy Lorena.
-
Lali – contesto y me da dos besos
– Que bien que estés aquí.
-
Gracias por dejarme sorprender a tu hermano. No quiero interrumpir nada.
- No
interrumpes nada. Es un fin de semana en familia, y eres parte de la nuestra –
me giro y veo a la madre de Peter – siéntete como si estuvieras en tu casa – me
da un abrazo.
-
Gracias Claudia.
-
Clau, piscina lista – es un hombre el que aparece, es el cuñado de Peter,
Miguel – hombre ha llegado la invitada sorpresa – dice y me da dos besos – soy
Miguel aunque creo que ya lo sabes.
- Sí
os conozco a todos por lo que me cuenta Peter y por fotos claro – digo y todos
nos reímos.
- A
todo esto, los minitrastos donde están, porque está esto muy callado.
-
Sonia, yo que tu dejaba de llamar así a mis hijos a ver si al final los tuyos
son iguales. Han ido con su adorado tío y su abuelo.
- A
mí me da igual como sean, pero si al menos uno es una niña me alegraría mucho.
Amo a mis nietos, pero prefieren a su abuelo que a mí – dice Claudia.
- Si
aquí no hay ninguna niña, le echas la bronca a tu hijo eh – se defiende Sonia.
Miguel
dice que vayamos a la parte trasera, donde está la gran parte del jardín con el
porche trasero y la piscina. Dejo mis cosas en la que según Irene, es la
habitación de Peter y entre ella y Claudia me enseñan la casa. Después de verla
entera, huerto incluido, nos vamos a la piscina porque el calor verdaderamente
es insoportable. Jugamos un rato y cuando me canso me salgo y me siento en el
borde. Sergio me ofrece un refresco y se escucha como la puerta del campo se
abre.
-
Están ahí – dice Claudia levantándose para ir a verlos.
Las
chicas salen de la piscina y me esconden en un rincón para poder darle la
sorpresa a Peter.
-
¡Mamá! – se escuchan a los mellizos gritar – mira lo que nos ha comprado el tío
Peter.
- Yo
mato a tu tío – le dice a Mario y le coge la pistola de agua que trae – Pedro
eres más crio que ellos.
-
Qué más te da chiquilla, si están en el campo. Saben que se tienen que quedar
aquí las pistolas que es para jugar cuando vengan al campo o en verano en la
playa.
-
Cuando sean más grandes y me pidan una moto te voy a llamar Peter – bromea
Miguel – Lore, déjalos que los consienta los ve poco – lo defiende su cuñado y
no puedo evitar sonreír.
-
Eso, Dios los cría…
- …
y ellos se juntan – completa Irene.
Me
asomo y están Peter, Miguel y Sergio jugando con los niños y con las pistolas.
- Yo
no sé como Lali puede aguantarte, eres un crío – dice Julia desde la piscina.
-
Puaf… Lali no me aguanta, Lali me ama, adora, me idolatra chavalilla – responde
él y le tira agua con el juguete.
Está
de espaldas a mí y no me ve cuando salgo de mi escondite.
-
Tampoco es para tanto que no eres un dios – agrego yo cuando me pongo junto a
sus hermanas.
2 comentarios:
Jajajaj no me puedo ni imaginar la carita de Pitt!!
Jjajajjajaja,lo pilló.
familia bien unida.
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