Capítulo 8

No es que haya muchas firmas (6) pero creo que algunas pasaron y no firmaron, y otras aun no pudieron leer.... de todas formas subo otro capítulo por no haber subido en todo el finde =).... así que otro capítulo.

Este Capítulo va dedicado a Mery (@mery_laliter) que hoy cumple añitos y que tiene una nove muy buena nove laliter aquí http://paraleerlaliter.blogspot.com/ . Muchas felicidades Mery, y que lo que queda de día lo sigas disfrutando igual que hasta ahora.. BESOS!!!!

Gracias a todas las que leen y también las que leen y firman, muchas gracias de verdad. Ahí va el capítulo (y este es larguito =)

IMPORTANTE: quité la verificación de palabras de los comentarios... ahora es más fácil comentar ^_^

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Ante esa respuesta, mi rostro cambió de expresión… pasé de sentir una inmensa alegría por la noche que estaba viviendo a tener miedo por la respuesta que acababa de darme Claudia. Peter me contó en varias ocasiones que a Paula la conoció por unos amigos, y que desde el primer momento que la vio se enamoró…. Y si, como decía Claudia, los sentimientos de Peter hacia Paula no se parecían en nada en los sentimientos de Peter hacia a mí, era yo la que salía perdiendo.

Capítulo 8

Tenía un par de cubiertos sucios en mis manos, los cuales cayeron al suelo, después de que Claudia dijera esas palabras.

- ¿Estás bien Lali? – me preguntó  Claudia al tiempo que me agachaba a recoger los cubiertos.

Sin responderle, me levanté con expresión de tristeza y decepción en mi cara. Dicho cambio de expresión debió ser bastante notorio porque Claudia continuó hablando.

- Perdón hija, si te molestó lo que te dije pero… - agaché mi cabeza porque creía que  Claudia iba a refirmarse en lo que había dicho - … creo que o yo no me expliqué bien o vos me entendiste – terminó de decir Claudia

-¿Qué? - Pregunté levantando mi cabeza, ahora si que no entendía nada.

- Es cierto lo que dije antes de que los sentimientos de Peter hacia Paula y de mi hijo hacia vos son muy distintos, pero porque creo que a vos si te quiere -Antes de que me diera tiempo a responderle, prosiguió ella – Es más no es que te quiera, es que está enamorado de vos… te ama Lali.

Después del malentendido, tras aquellas palabras sentí un inmenso alivio y una alegría sin límites dentro de mí, haciendo aparecer una gran sonrisa en mi cara.

- Gracias por tus palabras Claudia, pero por lo que tu hijo me contó el la amó y mucho.

- Puede que la amara pero tenía 16 años… con vos lo veo más centrado, un amor más maduro – empecé a sonrojarme – y que no te de ni pena ni vergüenza lo que te digo, sino felicidad.

- Por supuesto que me pone feliz lo que me dices. Estar con Peter fue lo mejor que me pasó en la vida. –respondí

- Y ¿cómo se conocieron? – preguntó Claudia – porque en la cena nos contaste de tu familia, de vos… pero ninguno de los dos nos contaron cómo se conocieron.

- Fue en agosto cuando Peter viajó con Nico a España. Ellos entre otros lugares, visitaron Cádiz, de donde yo soy… estábamos en la playa y tu hijo intentó surfear pero no le salió muy bien, y terminó “atropellándome” con la tabla…

Seguí contándole mi historia con Peter: nuestro primer encuentro, lo que tuvimos en Cádiz, que yo no sabía que él era famoso hasta que llegué a Buenos Aires, como me enteré quién era él, nuestro reencuentro aquí… le conté todo pero sin entrar en muchos detalles.

Después de esa larga charla, Claudia y yo salimos de la cocina para ir donde estaban Peter y Bauti.

- Dale Bauti mi amor, apaguen eso, te despedís de tu papá, tu hermano y Lali y te vas a dormir, que ya es tarde – dijo Claudia al tiempo que entrábamos en la sala de estar.

- Pero má – dijo Bauti quejándose porque no quería acostarse.

- Enano, hacele caso a mamá – le dijo Peter – además yo voy a ir a dejar a Lali a su casa ya – prosiguió Peter para intentar convencer a su hermano.

- Es cierto Bauit, nosotros viajamos mañana temprano – le respondí yo también.

- OK. Me voy – se levantó y fue al escritorio a darle las buenas noches a su padre. Cuando volvió se despidió de Peter con un beso en la mejilla y… - hasta mañana Peter, y tratá bien a mi cuñadita preferida.

- Que descanses pendejo – dijo Peter pasando una mano por su cabeza y riendo – Te prometo que te la cuido.

- Chau Lali – me dijo Bauti acercándose a mí y dándome un beso y un abrazo, a lo que yo correspondí encantada.

- Hasta mañana Bauti, que descanses – respondí.

Y salió del salón con Claudia hacia las escaleras. Cuando el pequeño las comenzó a subir, su madre le advirtió desde el principio de las escaleras.

- Bauti a dormir, ¿me escuchaste? No quiero que te pongas con el celular, ni la computadora… ¿se entendió? – le ordenó Claudia.

- Si vieja, hasta mañana. – le contestó Bauti.

Claudia regresó al salón. Peter me tenía abrazada por detrás, y por mucho que me quise separar cuando entró su madre no me dejó. No es que no quisiera estar cerca suyo, pero me daba corte estar así de acaramelados delante de su madre. Habíamos oído la mini-conversación de Claudia y Bauti, y nos estábamos riendo.

- Lo oyeron ¿no? – Dijo Claudia – Es igual a vos de chiquito – siguió hablando haciendo referencia a Peter.

- ¿Así que era igual que él? – pregunté yo un poco intrigada y separándome de Peter para sentarme en el sillón en el que estaba Claudia.

- Sí, igualito. Odiaba tenerse que acostar cuando aún quedaba gente en la casa despierta. Es más, esa contestación de “Sí vieja” es de Peter… no solo de cuando era pequeño, sino de ahora también.- me respondió Claudia.

- Bueno, pero vos sabés que es con cariño má – contestó Peter acercándose a nosotras y sentándose en el sillón de al lado.

Seguíamos hablando los tres de cómo era Peter de pequeño: inquieto, travieso, juguetón, cariñoso… cuando salió Juan de su escritorio y se sentó junto a su hijo.

- Los veo muy animados a los tres – dijo él – Por los colores de Peter en sus mejillas, creo que hablan de él.

- Sí mi amor, estamos hablando de él…. Parece mentira que sea actor: es capaz de estar delante de una cámara y se sonroja cuando se habla de él adelante suyo. – contestó Claudia.

- No es lo mismo mamá… delante de la cámara hago un personaje. Ahora estás hablando de mí y encima de cuando era pequeño, ¿cómo no me voy a poner rojo? – aclaró Peter.

- Además mi vida, no solo es que estés hablando de él sino que se lo estás contando a Lali – anotó Juan y Peter me dedicó una mirada muy tierna.

- Definitivamente me quieren matar entre los dos - dijo Peter levantándose, sonrojándose más aún y haciéndose el enfadado – Mejor nos vamos Lali antes de que mis padres dejen mi reputación por los suelos contándote mis anécdotas infantiles y juveniles.

- Pero si a mí me encantan esas anécdotas – aclaré yo – pero tienes razón en lo de irnos, es bastante tarde y mañana tenemos que madrugar– dije levantándome del sillón.

- ¿A qué hora salen? – preguntó Juan

- Sobre 7:30 mas o menos… el vuelo sale a las 10 de la mañana asi que yo creo que llegaremos bien…– iba a dejar de hablar cuando vio que su madre iba a comenzar a hacerlo no la dejó – Sí vieja, vamos a tener cuidado no te preocupes.

- No le podés pedir a tu madre que no se preocupe Peter, porque entonces no sería tu madre – dijo Juan riéndose, acercándose a Claudia y abrazándola de costado.

- Bueno ahora vengo, dejo a Lali y vuelvo. – dijo Peter ofreciéndome su mano para que la agarrara.

Me despedí de los padres de Peter, y Claudia me hizo prometer que después del viaje volvería a la casa para que pasara un día completo en familia. Después de eso, tomé mi bolso mi chaqueta veraniega y salimos de casa de Peter.

En el coche no hablamos mucho, solo nos dedicábamos miradas… o mejor dicho, yo no le quitaba de encima el ojo a Peter, porque él estaba pendiente a la carretera. Cuando llegamos al departamento de Cande, Peter aparcó y nos bajamos del coche, y cuando estábamos casi en la puerta de la calle…

- Ya sé que soy muy lindo, pero tampoco para que me mires todo el tiempo – me dijo Peter sacándome de mis pensamientos.

- Epa!! que crecidito que estás ¿no? – le contesté – Estaba pensando en todo lo que me contó tu madre de ti… si ya eres lindo así tal cual, no te quiero imaginar de pequeño ¿de verdad eras rubio? 

- Sí, era rubio y gordo – poniéndome sonrisita picarona – si querés me pinto el pelo de rubio para vos no tengo inconveniente – y me dio un beso.

- No, te quiero así como estás ahora – respondí como pude sin separarme de sus labios.

- Bueno – cortando el beso, pero abrazándome todavía -  no es que me quiera ir, pero creo que es hora, para que podamos dormir suficiente y mañana estemos descansados para el viaje.

- Sí llevas razón… voy a dormir muy bien en mi cama de dos plazas para mi solita – dije haciéndome la… interesante.

- ¿Me estás pidiendo que duermas con vos? – me preguntó haciendo que nuestras bocas quedaran a escasos centímetros.

- ¿Me estás pidiendo que te lo pida? – respondí con una pregunta y lo besé.