Capítulo 16

HOLA!!!!!! Aquí os dejo el capítulo de hoy, espero que disfrutéis del capítulo es muy especial... confesiones, solo digo eso... y el próximo creo que os va a gustar bastante.

Gracias por estar siempre =) BESOS!!!!!!!

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Capítulo 16

Lali no sabía cómo había sido capaz de confesar, eso que tanto dolor le causaba, a alguien que acaba de conocer… quizás fue la compasión, el verse reflejada en esa casi niña, las ganas de protegerla, de hacerle saber que a pesar de que va a ser un camino largo va a pasarlo, porque va a poder andar ese camino con personas que la quieren, que la aman y que nunca la van a abandonar.

Después de la charla con la chica, la convenció para que se quedara con su compañero, ella necesitaba salir de allí, necesitaba desahogarse, liberarse y llorar todo lo que le provocó al recordar lo vivido. Llevaba más de dos horas en la calle, dando vueltas… después de mucho pensar, solo quería estar en un lugar, con una sola persona, así que se decidió ir a casa de él, de Peter. Siguió caminando, cuando las nubes que habían estado al acecho casi todo el día comenzaron a descargarse con fuerza. Lali se apresuró en llegar a casa de Peter, pero cuando llegó se quedó en el portal del edificio… le tendría que explicar por qué estaba tan angustiada, porque toda mojada – Mariana, sos adulta, si de verdad queres tener una relación con ese hombre tenes que ser sincera – se dijo así misma. En el momento que iba a llamar al portero automático, una vecina entraba al edifico y ella aprovechó eso para entrar. Subió en el ascensor y llegó hasta el piso donde vivía Peter, caminó unos cuantos metros y se paró frente a su puerta. Dos minutos más tarde llamó al timbre, y Peter abrió la puerta quedándose sorprendido ante las pintas de Lali: los ojos hinchados de haber llorado y empapada.

- Lali, ¿Qué pasó? – preguntó preocupado – Pasa – dijo abrazándola y adentrándose juntos al salón.

- Necesitaba verte, hablar con vos – dijo Lali entre sollozos y se abrazó a Peter, quien no dudo en apretarla contra su cuerpo.

- Cariño, estás empapada – dijo y la separó de él – ¿pasó algo malo? ¿Tus hermanas, tu madre…tu padre? – preguntó Peter con cautela para no meter la pata.

- Están todos bien – aclaró ella secándose la cara con sus propias manos – Pero yo necesito hablar con vos, necesito contarte algo… sincerarme con vos.

- Ok, vamos hablar. Pero primero te vas a dar una ducha de agua bien caliente, no quiero que mi pequeña se ponga mala – y Lali medio sonrió – Veni.

Peter la acompaño al cuarto de baño. Le dejó todo lo necesario a la vista para que ella se duchara y salió para que pudiera estar tranquila. Le avisó de subiría a casa de Rochi a cogerle algo de ropa, no tardó más de 5 minutos cuando ya había vuelto con ropa seca para cuando saliera del baño. Mientras Lalli seguía en la ducha, el terminó de preparar la cena que estaba haciendo para él, pero añadió algo más para que Lali cenara, junto con dos copas de vino y lo puso todo en la mesa pequeña del salón. Estaba encendiendo el reproductor de música cuando Lali salió, ya vestida.

- ¿Estás mejor? – preguntó Peter acercándose a ella.

- Sí, gracias – dijo Lali, estaba empezando a arrepentirse de haber ido a verlo, ahora estaba teniendo miedo de contarle la verdad a Peter.

- Veni, vamos a cenar y si te parece bien, me contas lo que pasó – le propuso Peter y Lali aceptó.

Empezaron a cenar en silencio, Peter estaba esperando a que Lali diera el primer paso y ella sola decidiera empezar a contarle lo que le ocurría. Y Lali no estaba segura de poder hacerlo.

- ¿Tenes frio? – le preguntó Peter.

- Un poco.

- Normal – respondió y estiró la mano al lado del sofá, y cogió una mantita que había sobre un puf – con la lluvia que pillaste. ¿Pero por qué llegaste así? Toda mojada, llorando – preguntó él mientras le tapa las piernas, Lali se había sentado en el sofá con las piernas pegadas al cuerpo y agarrándoselas con las manos.

- ¿Te acordas que tuve que ayudar a un compañero hoy? – dijo Lali y Peter asintió – Pues, se trataba de una chica, que aun no tenía los 18 años y después de ser golpeada un cobarde la violó – explicó Lali intentando permanecer entera.

- ¿Y te afectó bastante no? – preguntó Peter ignorante de todo el pasado de Lali.

- Sí, pero hay un motivo por el cual me afectó. Esto es muy difícil para mí, Peter, muy poca gente lo sabe. Pero necesito que vos lo sepas porque yo quiero estar con vos, y si no te cuento todo no podría estar con vos.

- No entiendo Lali, yo también quiero estar con vos… y te aseguro que nada de lo que te haya pasado en un pasado va a impedirnos estar juntos porque te amo  y… - Peter tuvo que callarse porque Lali lo interrumpió.

- A mí también me pasó – dijo rápido y sin mirarlo.

- ¿Qué? – preguntó Peter, esperaba no haber entendido lo que había escuchado y Lali empezó a llorar por haberle contado su verdad a Peter.

Minutos de silencio invadieron ese salón… Lali seguía llorando por haberle dicho la verdad a Peter y Peter aun no podía creer que ella hubiera pasado por eso. Sentía lástima, dolor por ver a Lali así de mal; y a la vez odio e impotencia por no poder hacer nada al poco hombre que le había hecho pasar por eso. Peter salió de sus pensamientos cuando Lali se atrevió a mirarlo a los ojos, llenos de lágrimas… una mirada rota, que rebosaba dolor y al mismo tiempo que pedía a gritos calor, cariño… amor.

- Veni acá pequeña – dijo Peter halando del brazo de Lali y atrayéndola a él para acurrucarla en sus brazos.

En ese momento Lali terminó de romper ese llanto, necesitaba aquello, que alguien la escuchara, la abrazara… le diera amor. Se aferró al cuerpo de Peter como si su vida se fuera en ello. Estuvieron un rato así, hasta que la propia Lali se separó de él.

- ¿Qué pasa? – preguntó Peter cuando Lali se puso en una esquina el sofá.

- No me preguntaste nada – dijo ella, él quiso hablar pero no lo dejó – y yo necesito contártelo todo.

- Lali no hace falta que me lo cuentes todo… yo a vos – Peter habló agarrando sus manos pero Lali volvió a cortarlo.

- No, sí hace falta. Necesitas que te explique la locura que te acabo de decir. Solo te pido que me escuches, que no preguntes nada, Eres la única persona, después de mi hermana y mi cuñado que lo van a saber… ya me va a costar contarlo, más aun si me interrumpes.

- Ok, pero solo quiero que sepas que si me lo cuentas es porque a vos te va a ayudar,  no lo hagas por mí – le pidió Peter.

- Necesito contártelo, no podría seguir con esto que estamos empezando si no te lo cuento – le respondió Lali y Peter asintió para que ella empezara a contarle todo - Como te conté el otro día, me separé del que era mi novio porque me puso los cuernos – Peter asintió recordando la charla de aquel domingo – Pues, después de eso, no fui la misma. Cada vez que salía, si algún chico se me acercaba yo le seguía el juego, y llegábamos hasta donde teníamos ganas. Así estuve mucho tiempo… hasta que me propusieron formar parte de un operativo. Tenía que estar de infiltrada en una banda de narcotraficantes. Supuestamente, acaba de llegar a España y estaba desesperada – Lali hizo una pausa – estuve mucho tiempo siendo “Mara” así me llamaba para toda esa panda. Pero, en un momento la cosa se complicó… yo había conseguido ganarme la confianza del mandamás y uno de los matones, empezó a desconfiar de mí. Un día, llevaron a la casona donde se refugiaban a dos niñas, una de ellas era la novia de uno de los pibes que se encargaban de mover y vender la droga en uno de los barrios. Él quería salirse de eso, pero no es fácil hacerlo, por eso para chantajearlo, secuestraron a la novia… Ayudé a la amiga a escaparse, y cuando estaba ayudando a esta chica, Daniela – Peter se sorprendió al escuchar el nombre, pensó que a Lali le habría recordado  su hermana menor – pero estaba muy golpeada y apenas podía caminar. Cuando estaba casi fuera de la casa, Héctor, el que desconfiaba de mí, me descubrió. Me arrebató a Daniela de los brazos, a ella se la llevó otro de ellos y a mí, Héctor me arrastró hasta uno de los cuartos y allí me tiró en una cama, y después de golpearme y dejarme indefensa me… me… - Peter le pidió que no lo dijera pero Lali sintió que hasta que no fuera capaz de decirlo no podría sentirse libre – abusó de mí – logró decirlo, y Peter no tardó ni un segundo en volver a ofrecerle sus brazos, para que ella se refugiara en ellos.