HOLA!!! Espero que estéis disfrutando del fin de semana y que sigáis haciéndolo, y si no podéis, que aprovechéis el tiempo para poder hacerlo.
Como sábado que es, toca capítulo y aquí os lo dejo para que tengáis un ratito para relajarse. Ojalá y os guste, vuelvo el marte, un beso.
CAPÍTULO
25
Terminamos de comer y nos quedamos
un rato viendo la televisión. Estuvimos viendo una de esas películas típicas
que empiezan con un secuestro o asesinato y el culpable resulta siendo el
vecino más bueno.
- Podrías dejar de chafarme
la película, si no es mucho pedir – me dice con tono molesto.
- Pero si estaba claro
Peter. La tía esta, era la mejor amiga de la familia y como para no serlo si se
estaba acostando con el marido de la muerta. – digo riendo.
- Perdón señora guionista –
bromea y yo lo beso.
Seguimos viendo la película
aunque no mucho, porque no parábamos de acariciaros y besarnos en todo momento.
- Creo que una pareja de
adolescentes se magrean menos que nosotros – le digo entre beso y beso.
- Si quieres te hago algo
que te aseguro que a un adolescente ni se le ocurre – me propone con un tono
muy sensual.
Me dejo llevar por él y
mientras me besa, me va tumbando en el sofá. Nos besamos y acariciamos mientras
nos vamos desnudando. Pero en ese momento siena el timbre cortándonos el rollo.
- No abras, será algún
vecino pesado – me pide besándome el cuello.
- Es la vecina más pesada y
si no le abro yo, va abrir ella – le aseguro, pero sin rechazar los besos que
me sigue dando.
- Lali, te recuerdo que
tengo llaves y sé que estás ahí que no has salido en todo el día – grita Euge
desde el otro lado de la puerta.
Río al ver como Peter pone
los ojos en blanco al comprobar que lo que le acabo de decir es totalmente
cierto. Se quita de encima, le doy un beso y me arreglo la ropa y el pelo
mientras voy camino a la puerta.
- Por lo que veo, no puedes
aguantar más de seis horas sin verme – le digo a mi amiga al abrir la puerta.
- Estoy indignada – me
responde nerviosa y cabreada al tiempo que entra.
- Tú pasa eh, como si
estuvieras en tu casa – digo aunque no me escucha porque está refunfuñando por
lo bajo.
- Es que no sabes lo que me
ha pasado – dice entrando al salón.
Es tal el cabreo que lleva
que ni siquiera ve a Peter, que está medio tumbado en el sofá. Me apoyo en el
arco que comunica el pasillo y el salón, y me cruzo de brazos.
- A ver, ilumíname indignada
– le digo.
- ¿Te puedes creer que el
imbécil de mi ex se ha presentado en mi casa? – me suelta y muestro mi sorpresa
levantando las cejas – Muerta te has quedado, lo sé. Pero espera que no se
queda ahí la cosa. Yo había llamado a Nacho para hablar con él y me dijo que
después de comer con la putirroja – como había apodado a la novia de Nacho –
venía a casa. Pues bien, lo estaba esperando y Gonzalo se ha presentado
diciéndome lo mucho que me quería y que estaba arrepentido de cómo me había
tratado, al parecer en el viaje que ha hecho se le ha encendido la neurona que
le quedaba y se ha dado cuenta. Después de decirme que quería que volviera con
él, me ha cogido la cara y me ha plantado un beso. En ese momento se abre el
ascensor y el que aparece es el idiota de Nacho, y él muy idiota se pone a
aplaudir al vernos así.
- Euge – la intento parar y
avisarla que Peter está ahí, por si va a decir algo que Peter no debería
escuchar. Él al escucharla, se ha sentado en el sofá mirándola y la cara de
estar flipando que tiene me hace reír a mí.
- No, no, espera que ahora
viene lo más fuerte. El gilipollas de tu amigo, sin dejarme hablar, me suelta
que soy una niñata inmadura que me gusta estar con alguien que no me trata ni
me quiere bien. Encima el otro, salta y le dice que nos deje en paz que no se
meta y empiezan a envalentonarse el uno con el otro cuales perfectos machitos
ibéricos. Así que a Gonzalo le he dicho que no volviera acercarse a mí y a
Nacho lo he mandado a la mierda acompañado de su putirroja.
- ¿No se lo habrás dicho así
no? – pregunto sabiendo que es muy capaz de haberlo hecho.
- Claro que sí – responde como
si yo hubiera preguntado una tontería.
- ¿En serio? – pregunta Peter
y Euge se da tal susto que casi se gira de un salto.
- ¿Qué coño haces ahí? ¿Pero
tú no estabas en Cádiz? – le pregunta y se vuelve hacia a mí - ¿Y tú por qué no
me avisas?
- No sé. A sí, quizás sea
porque desde que has llegado no te has callado ni para coger aire, guapita de
cara – le digo y me río por la cara de enfado que tiene.
Me siento junto a Peter y
ella se sienta en el sillón que está en mi parte.
- Venga, sigue contando – la
animo.
- Pues eso, que después de
decirle eso se ha enfadado y se ha ido.
- ¿No, de verdad? Que
fuerte, Nacho enfadarse contigo por decirle eso, por favor – se burla Peter de
ella.
- Idiota – lo insulta y le
tira un cojín, al mismo tiempo.
- No pagues el cabreó con
Peter – lo defiendo – y tú deja de picarla, que ya está Basanta alteradita – le
ordenó a él.
- Los he dejado arriba y
después de dar un portazo, me he venido aquí contigo.
- ¿Desahogada? – le pregunto
y ella asiente. De pronto, empieza a saltársele las lágrimas.
- Mejor me voy, para que
podáis habar tranquilas – dice Peter al ver que la cosa es más seria de lo que
parecía y se levanta para acercarse a ella – venga rubia, que te aseguro que
nadie se merece que esos ojazos se llenen de lágrimas – dice secándole las
lágrimas que empiezan a caerle.
- Te acompaño a la puerta –
digo intentando levantarme pero él me sienta poniéndome sus manos en los hombros.
- No hace falta, después te
llamo y hablamos, chispita – me dice para después agacharse y darme un beso en
la boca.
Sin más se va y cuando
escucho que la puerta se ha cerrado, me giro hacia Euge.
- Ahora podemos hablar más
tranquilas. – le digo.
- Sí tranquilas – dice secándose
las lágrimas - ¿Desde cuándo os besáis en la boca para despediros, me lo puedes
explicar?
- Desde que estamos juntos –
le digo sonriendo.
- ¿Juntos? ¿Juntos de
novios? – pregunta con cara de sorpresa – Me alegro tanto por ti Lali.
- No me cambies de tema
Euge, que nos conocemos.
- De verdad me alegro, Peter
es un hombre increíble aunque parezca que nos llevamos un poco mal, lo quiero
un poquito – dice con una sonrisa triste – Al menos una de las dos puede estar
con el hombre que quiere – y se le vuelven a saltar las lágrimas.
- ¡Ey! Rubia no me llores, -
le pido secándole las lágrimas.
- Abrázame por favor – me pide.
- Todo se va a solucionar,
tranquila – la intento animas mientras la abrazo.
- Hay algo que no te he
dicho Lali – me dice y se suelta del abrazo – Creo que estoy embarazada – suelta
de un sopetón.
Vuelve a llorar, pero esta
vez es un llanto de los que te encogen el corazón, esos llantos que son casi imposibles
de consolar. Llora como una niña chica. Yo no sé qué decirle para calmarla,
solo me sale abrazarla y asegurarle que pase lo que pase siempre va a contar
conmigo.
5 comentarios:
adfakjsdkfja ayyyyy pobre Euge!!!!!!!!!!!!!!!! :'( ojalá pronto pueda poner su vida en orden y espero ese embarazo sea un creo porque es lo que menos necesita ahora y menos del idiota de Gonzalo... SALVO que haya habido algo con NAcho y por eso su cambio de actitud y de sentimientos y alksdjflñakjsd mi cabeza se comienza a imaginar cosas!!!! Espero más Inmilla!!! Te quiero! BEsos
Inmi por fin me he puesto al diaaaa! Eso quiere decir que te voy a estar dando el coñazo para que subas mas capiiii! Amo a este Peter; bueno a este a todos los peter de tus noves, jajajajaja. Me encantaaaa. Estoy deseando leer mas y saber que aventuras nos tienes preparadas.
Brava Euge!!!!,pero en menudo lío está metida.
El dulce d Peter k la entiende ,y las deja solas para k ella se desahogue a gusto ,después d tanta confesión.
Madre mia ya ha salido el gordo de la lotería pobre Euge que penita me dio imaginandome la escena. Ufff hasta el martes se me va a hacer eterno esto casa vez me gusta mas la historia y los capítulos eres genial Inma
Pobre Euge sinceramente y su vida es un caos aunque ahora tendrá una personita x quien salir adelante :)
Ruthy
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