Capítulo 17 - ¡Ni que fuera verdad!

Hola, hola, hola!!!! Cómo había dicho, el martes volvería con un capítulo, así que aquí estoy. Espero que la semana haya empezado bien y que siga aun mejor.

Ojalá disfrutéis mucho del capítulo, creo que lo estabais esperando. Para que mentirnos, me ha encantado escribirlo, fue algo así como un reto para mí. Espero que lo sobaréis bien. Un besazo, y lo más seguro es que vuelva el jueves, sobre esta hora, así estableciendo un horario más o menos igual siempre para subir. MUACKS!

CAPÍTULO 17

Me besa y me dejo que lo haga más que encantada, me agarro a su cuello y solo me falta treparme sobre su cuerpo para estar más pegada si es que aún queda espacio entre nosotros dos.

- Peter – digo aun pegada a su boca – para, para por favor. - Digo separándome de él, como puedo y busco apoyarme en el piano porque me tiembla todo el cuerpo y soy incapaz de sostenerme.

- ¿Te has olvidado de que anoche casi terminamos haciendo el amor? – se acerca él peligrosamente a mí.

- Por supuesto que no, pero también dijimos que esperaríamos a estar solos. – respondo en mi defensa y estiro me brazo hasta posar mi mano en su pecho para frenarlo y que no se acerque más.

- Yo no veo a nadie aquí.

- Fuera sí que hay gente. – aunque increíblemente no se escucha nada, es cierto que la casa donde estamos está en el lado opuesto donde están todos los invitados pero…mis pensamientos los interrumpe Peter.

- Me da igual lo que pase fuera Lali, por favor – quita mi mano de su pecho y se acerca a mí. Y esta vez a capela, escucho la canción que estaba cantando hace unos minutos – Déjame esta noche, soñar contigo. Déjame imaginarme en tus labios los míos – canta mientras que se acerca a mi boca, pero la delinea con sus dedos ­– Déjame que me crea que te vuelvo loca, déjame que yo sea – y comienza a quitar mi chaqueta – quien te quite la ropa. Déjame que mis manos – va bajando la chaqueta por mis brazos hasta llegar a mis manos y las acaricia – rocen las tuyas, déjame que te tome por la cintura – y hace lo que dice la canción, me agarra por la cintura y me sube al piano. – Déjame quererte esta noche Lali, por favor – me dice, me abre las piernas para colocarse entre ellas acercarse a mí y besarme.

Me besa y lo beso, me acaricia los brazos y la cara, mientras mis manos suben y bajan disfrutando de su espalda. Abandona mis labios para saborear mi cuello y casi inconscientemente, echo mi cabeza hacia atrás dejando que haga y deshaga con mi cuello. Poco a poco se acerca a mi oído.

- Voy hacerte disfrutar esta noche como nunca antes has disfrutado – me dice entre susurros, gemidos y suspiros.

- Peter – consigo que mis labios digan su nombre – nos pueden ver.

- No hermosa, las ventanas están cerradas, las cortinas echadas, la luz apagada – me lame el lóbulo de la oreja y lo mordisquea – y por suerte, la música y el jaleo de la gente van a tapar los gemidos ensordecedores que te voy a provocar.

En ese instante me olvido de todo, y me dejo llevar. Cuando anoche me dijo de ir poco a poco, no me esperaba que este ataque de celos provocara este momento entre nosotros. ¡Ah! Peter me acaba de morder el hombro y es cuando me doy cuenta de que estoy en sujetador.

- Quería que esto fuera más especial, más… - dice mientras nos besamos.

- ¿Romántico? – consigo decir entre jadeos – Mírame – le ordeno y acuno su cara entre mis manos – el romanticismo está sobre valorado. Este es el momento perfecto, para que al fin, podamos estar juntos.

- ¿A la tercera va a la vencida? – pregunta con media sonrisa.

- No lo dudes – respondo mordiéndome el labio.

Poco a poco, y dejándonos de besar y acariciar, lo justo para hacer desaparecer la ropa de nuestros cuerpos, estamos el uno frente al otro completamente desnudos. Peter me vuelve a sentar en el piano, y comienza a besarme por todo el cuerpo, mientras yo me dejo llevar y acaricio sus manos, sus brazos y su espalda.

- Me vas a matar – digo completamente excitada.

- De placer – responde él mientras su mano se pierde entre mis piernas y no soy capaz de aguantar más, y la primera oleada de placer recorre mi cuerpo acompañada de un gemido. – Hermosa – responde él. – Me gusta disfrutarte.

- Yo quiero disfrutar contigo – respondo incorporándome sobre el piano, y besándolo.

- Yo estoy disfrutando mucho, te lo aseguro.

- Sabes a lo que me refiero – digo apretándome a su cuerpo.

Nos miramos, y mientras nuestras lenguas se mueven juntas, me engancho a su cuerpo y me lleva al sofá-puf que hay en el mismo estudio donde estamos. Me tumba cuidadosamente, y cuando noto que me empieza a acariciar, me las apaño para moverlo y quedar encima de él.

- Creo que nunca me he divertido tanto con un hombre.

- Espero que eso sea buena señal – responde y se sienta para besarme.

Pero no le dejo que haga lo que quiere, lo tumbo para atrás busco la posición, me encajo lentamente en él y comienzo a moverme. Voy poco a poco acelerando el ritmo hasta que encuentro el punto perfecto, lo veo en su cara y en cómo está disfrutando, en cómo estoy haciendo que disfrute, y ese gesto me gusta y me pone muchísimo. Sigo moviéndome y dejo que Peter ponga las manos en mis caderas, porque está llegando al clímax y necesita aumentar el ritmo. Es él quien nos lleva ahora y con una brusca embestida, consigue su primer y mi segundo orgasmo de la noche. Extasiada, me tumbo sobre él, y le muerdo los labios antes de besarlo, mientras sus manos recorren mi espalda. No hay palabras para decir en este momento, no son necesarias, porque las miradas que nos cruzamos y nuestras caricias se convierten en nuestro lenguaje. Sin salir de mí, gira poniéndome debajo de su cuerpo. Soy un poco pequeña para él, y se da cuenta que si deja caer su cuerpo por completo en mí, me aplasta. Por eso pone sus antebrazos a los lados de mi cuerpo, y mientras su lengua me vuelve loca paseándose por mis pechos y mi cuello, comienza a moverse. Pero no lo hace como yo antes, sino que desde el principio busca ese ritmo que anteriormente nos ha hecho disfrutar tanto. Pero me sorprende, porque cuando mis caderas se han acompasado a sus embestidas a ese ritmo, lo ralentiza, y eso hace que lo desee más y más. Repite varas veces eso mismo: marcando un nuevo ritmo, rápido, y cuando nos hemos acompasado, vuelve a ir más calmado. Sin más, me tiene completamente dispuesta a él.

Me mira, y se lo hago saber, me lame los labios y cuando va a separase de mí para incrementar de nuevo la velocidad del ritmo, le muerdo el labio inferior y lo beso. Besándonos, me hace llegar a un nuevo éxtasis y poco después llega él.

Despacio sale de mí, y se tumba a mi lado. Me acurruco a su lado, y él me acoge entre sus brazos.

- No creía que fueras así en la cama – rompe él el silencio.

- ¿Así cómo? – pregunto si despegar mi cara de su pecho.

- Así de… ¿mandona? – sugiere y ambos reímos – creí que te dejarías llevar.

- Me gusta dejarme llevar – respondo y me incorporo un poco para levantar mi rostro y besarlo después de decirle – pero me pone a cien también ser yo la que manda.

Nos volvemos a besar, y entre besos, caricias, lametones, pequeños mordiscos, sonrisas y algunas risas, volvemos a hacer el amor, una vez más… aunque me niego a que sea la última vez de la noche.

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¿Y que tal? Espero sus opiniones, GRACIAS!