Capítulo 23 - ¡Ni que fuera verdad!

Holaaaaa ¿Cómo va esa semana? Espero que bien y que siga mejor,  Creo que estáis disfrutando leyendo y ojalá que siga así con loo capítulos que se viene. Sin más os dejo la nove, gracias por leer. Besos

CAPÍTULO 23

- No hace falta que te tires encima de mí por el entusiasmo – me dice Peter porque aún estoy sin moverme, más rígida que una piedra.

- Pero tú tendrías que estar en Cádiz, con tu familia. – digo ante la sorpresa.

- Yo también me alegro de verte, chispita.

- Claro que me alegro de verte – respondo y lo abrazo – Me ha sorprendido verte aquí – digo sin soltarlo.

- Era la intención, sorprenderte – dice riendo.

Me separo y le dejo paso para que entre. Cuando cierro la puerta, él se gira hacia a mí, me recorre el cuerpo con su mirada de pies a cabeza y con una sonrisa se acerca a mí y me besa. Me dejo besar y lo beso como si no hubiera mañana. Llevo tres semanas sin verlo, y aunque tenemos una relación de amigos, este es uno de esos arrebatos que nos da a ambos y nos dejamos llevar.

- Te echaba de menos – dice besándome, abrazado a mí y caminando en busca del sofá.

- Yo también – le digo sincera.

Nos topamos con el sofá, lo empujo y me siento a horcadas encima de él. Lo beso, y sonrío cuando me acuerdo que estoy desnuda. Me pego más a Peter y él mete las manos por debajo del albornoz, acariciando mis muslos y poco a poco va subiendo. De pronto me paro, y me pongo de pie. Lo miro mordiéndome el labio y empiezo a caminar a mi cuarto, sin dejar de mirarlo. Él me sigue sin dudar cuando le hago seña con la mano. Llegamos y lo siento en la cama, y empiezo a desnudarlo poco a poco. El me ayuda a quitarle toda la ropa, quiere terminar cuanto antes, veo las ansias en sus ojos, que seguramente es la misma mirada que tengo yo.

- Estás juguetona.

- Soy juguetona – lo vuelvo a provocar.

Él está en ropa interior, y se levanta para quitársela. Está desnudo frente a mí. Tira del cinturón del albornoz, para desatarlo y cuando este se abre se sienta en la cama de nuevo y coge el albornoz tirando de mí. Cuando estoy pegada a él, comienza a dar cortos besos en la panza y va subiendo poco a poco hasta llegar a mis pechos. Me mira, yo sonrío, y me comienza a lamer un pezón mientas yo disfruto de cómo su lengua y sus manos juegan con esa parte de mi cuerpo que parece gustarle tanto. Cuando ha conseguido oír de mi boca su nombre varias veces entre mezclado con algunos leves gemidos, tira del albornoz y me lo quita. Después de hacer eso, me tumba en la cama y él cae sobre mí, sin darme mucho tiempo, se coloca para introducirse. Me estiro un poco y del primer cajón de la mesilla de noche, saco un preservativo. Se lo doy y se lo coloca rápidamente.

- Ahora vas a ver cuánto te he echado de menos.

- Demuéstramelo, por favor. – Casi le suplico, y empiezo a pensar que he sonado un poco patética.

Pero todo pensamiento vuela de mi cabeza cuando noto la primera embestida de Peter dentro de mí. Me voy acompasando a él, y al mismo tiempo que él empuja yo subo las caderas para profundizar más aún. Me aferro a su espalda, y disfruto con él del gran momento que estamos pasando.

- Eres increíble – dice.

Empiezo a sentir como esa gran sensación me recorre todo el cuerpo y antes de poder soltar un gemido, él me calla de un gran beso que le respondo con toda la pasión que él ha provocado en mí. Me dejo ir, pero sé que él aún no ha llegado, así que no paro de mover mis caderas hasta que veo en su cara como llega al éxtasis.

- Me encanta esto – dice saliendo de mí, y poniéndose a mi lado.

- A mí me encantas tú – le digo sonriendo y lo beso.

- ¿Es una confesión? – pregunta con su característica sonrisa.

- No sabía que hiciera falta que te lo dijera con palabras, creí que ya lo sabías. Y más aún después de cómo hemos disfrutado – digo acariciando su pecho con un dedo.

- Siempre viene bien escuchar ciertas cosas de vez en cuando.

- Pensaba que eras más de hechos que de palabras, Lanzani.

- Puede que las palabras se las lleve el viento, pero a mí no se me van a olvidar ninguna de las palabras que han salido de tu boca cada vez que hemos hecho el amor.

- A mí tampoco – respondo y lo beso.

Estamos un rato besándonos hasta que él se separa, me mira y dice.

- Aunque tampoco eres capaz de decir mucho, salvo mi nombre en miles de tonos diferentes.

- Que creído por favor, te acabas de cargar el clima romántico en el que estábamos a punto de entrar – me quejo e intento levantarme, pero me abraza por la espalda y me sienta en la cama de nuevo.

- ¿Clima romántico? – pregunta dejando besitos en mi cuello.

- Sí – respondo seria y me giro para enfrentarlo – sabes lo que pienso de mis relaciones, pero por tu culpa estoy rompiéndome una promesa que hice al romper con mi último novio.

- ¿Cuál?

- No volver a acostarme con el mismo tío más de dos veces.

- Y soy yo el que se ha cargado el clima romántico ¿no? – dice él sonriendo y me besa.

- Te lo digo en serio Peter, rompiste todos mis esquemas.

- Ya te he dicho que no se puede organizar todo en esta vida, que los impulsos son buenos – me dice y me coloca entre sus piernas.

- ¿Qué voy a hacer contigo?

- A mí se me ocurren muchas cosas para hacer contigo – dice y comienza a besar.

- Seguro que nada bueno.

- Todo lo que se me ocurre es perfecto – dice mirándome a los ojos.

Nos miramos sin necesidad de decir nada. De pronto escucho que la música sigue sonando, y justo la canción que está empezando es una nueva de Vanesa Martín, Respirar en ti.

- Apareces de repente en mi vida, - comienzo a cantar al igual que hizo él en nuestra primera vez - desordenando sueños, tirando expectativas... Y no me queda más remedio que – lo abrazo y me pego a su cuerpo - rendirme poco a poco y me acomodo. Pero haces todo fácil, - lo miro y sonrío -  sonríes y te quedas; echas de un soplo todos mis fantasmas.

La canción sigue sonando, y con cada una de los versos me siento más y más identificada, y se lo hago saber a Peter con cada beso y cada caricia que le doy. Una vez más, volvemos a hacer el amor, aunque no tengo ninguna duda que es la primera vez que hago el amor con él siendo consciente y aceptando que me he enamorado de él y disfrutando del amor que me hace sentir entre sus brazos en cada centímetro de mi piel.