CAPÍTULO
73
Dos semanas después de todo
lo sucedido estoy mejor. No he vuelto a hablar con mis padres, no quiero
hacerlo. Necesito tiempo y es lo que les he pedido que cuando esté preparada
seré yo quien los busque para hablar.
Claudia y Juan antes de
volver a Cádiz nos hicieron prometer que el fin de año lo pasaríamos con ellos.
Yo les pregunté si podíamos pasar también allí la nochebuena y la navidad
puesto que estaba más que claro que no iba a ir a Irlanda a celebrar las
fiestas con ellos. Mis suegros aceptaron encantados que pasáramos todas las
navidades con ellos. Sabían que algo había pasado, sobre todo porque de la
pelea con Óscar aunque Peter no recibió muchos golpes, sí los suficientes para
que le dejaran marcas. Sabían eso y que había discutido con mis padres, pero
nadie, exceptuando Peter, mis padres y yo, sabíamos la verdad completa.
La fiesta de Navidad de la
academia salió increíblemente bien. Es más, los alumnos de la escuela nos
prepararon una sorpresa a los profesores, donde además de un mini musical, nos
hicieron algunos pequeños regalos que durante las clases y las charlas que
habíamos tenido, nos habíamos conocidos y a cada uno nos hicieron un regalo
personificado además de regalarnos flores. En mi caso, fue un cuadro, dibujado
a mano de una foto en la que aparezco bailando salsa.
Estas dos semanas habían
sido muy ajetreadas. Nos habíamos conseguido mudar. Mi piso decidí no
alquilarlo de momento y el de Peter era de alquiler así que las cosas que de
momento no nos llevaríamos a la nueva casa, las dejamos en mi apartamento.
Aunque al principio fue un poco caótico acostumbrarnos a vivir todos juntos,
por fin nos habíamos habituado a nuestra nueva rutina. De las niñas nos
encargábamos los cuatro a partes iguales, compaginando los horarios de trabajo,
para que todos pudiéramos descansar lo suficiente sobre todo por las noches.
El día antes de viajar a
Cádiz, me despido de mis amigas con una buena cena en nuestro restaurante
favorito.
- Chicas, dentro de nada os
mandaré las invitaciones. Peter llegó antes de ayer con la sorpresa de que
tenía la fecha de la boda. Será el 6 de agosto. Un par de meses después que el
bautizo de las gemelas.
- Ala hija con toda la
calor, que barbaridad. – dice Charo bromeando.
- ¿Dónde va a ser? –
pregunta Yari.
- Yo sé que a Peter le
gustaría en Cádiz pero como terreno neutral hemos elegido aquí en Madrid.
Aunque también quiero organizar algo para nosotros dos, en una playa… ¿Puedes
ayudarme Irene? – le pregunto a mi cuñada.
- Pues claro que sí. Hay
muchas playas bonitas en Cádiz, elegimos la que más te guste, un buen hotel
cerca y todo para vosotros.
- Gracias coletas – hago mío
el apodo de Peter y ella se ríe.
- De nada cuñadita. Te adoro
y lo sabes, eres mi debilidad, mi cuñada preferida.
- Cómo que soy la única que
tienes.
- Detalles sin importancia –
añade ella y provoca las risas de toda la mesa.
- Bueno, nosotras queremos
invitaros también a nuestra boda, a diferencia que nosotras sí traemos ya las
invitaciones. – Dice Sonia – aquí tenéis.
- ¿El 14 de febrero? Qué
romántico por favor – dice Soraya.
- Sois muy originales – dice
Nai.
- Yo espero que las
pequeñajas en agosto ya anden y puedan ser mis mini damas de honor.
- Pues nada, a enseñarlas en
cuanto crezcan un poco – dice Julia.
Pasamos una noche muy
divertida que no termina muy tarde, puesto que al día siguiente en cuanto Peter
sale de trabajar del bar a las dos de la tarde, tenemos que coger el avión tren
para Cádiz que llega sobre las ocho de la tarde. Cuando llegamos a casa, Peter
está con las gemelas, quienes pasarán la nochebuena con sus madres y el fin de
año las cuatros viajan a Cádiz a estar con nosotros.
- ¿Cómo se han portado Pitt?
– pregunta Julia cuando vuelve de verlas en el cuarto.
- Genial. Aunque me han
faltado manos para darles de comer, pero ha estado Dani echándome una mano.
- Le puedo decir a Yari
entonces que será un buen papá…
- No lo dudes Chispas. ¿Qué
tal la cena?
- Muy bien muy divertida,
pero estoy muerta, y aun mañana tengo que terminar de hacer las maletas… ¿nos
vamos a dormir?
- Cómo mi reina mande – dice
y me besa – buenas noches chicas.
- Buenas noches – las saludo
y me subo en la espalda de Peter quien me lleva a caballito hasta la
habitación.
- ¿Estás tan cansada como
para no hacer el amor conmigo? – me pregunta él mientras, con un bailecito muy
sensual a la par que gracioso, se va desnudando.
- Para hacer el amor
contigo, nunca voy a estar cansada – le respondo y se tira sobre mí para
terminar envueltos en una maraña de sábanas y abrazados después de haber hecho
el amor.
Al día siguiente todo es a
la bulla: terminar maletas, esperar que Peter salga de trabajar. Despedirnos de
las niñas, de Sonia y Julia. Ir a buscar a Sergio e Irene con quienes viajamos
en el tren a Cádiz. Menos mal que en el viaje consigo dormir un poco. Cuando
llegamos, un poco más tarde de lo previsto, nos recoge Miguel en la estación y
nos dirigimos al campo de Chiclana puesto que allí se reunirá la familia de
Claudia y algunos amigos después de la cena. Lo más rápido que puedo, llego, me
ducho y me arreglo. Para esta noche he elegido un vestido strepless estilo
marinero. Todos cenamos y cuando hemos terminado, los gemelos se ponen en el
centro del salón.
- Atención – dice Manu.
- Tenemos algo que deciros –
sigue Mario.
- Vamos a ser hermanos
mayores – dijeron al unísono.
- ¿Cómo? – Pregunta Claudia
mirando a su hija.
- Sí mamá. Miguel y yo hemos
decidido esperar a los tres meses para decirlo. Estoy de trece semanas y media,
y aunque todavía no sabemos que es, tanto los gemelos como el padre se han
empeñado en que viene otro pequeñajo en camino.
A partir de la aclaración de
Lorena, las felicitaciones les llueve a los futuros padres y por supuesto a los
gemelos, que están locos de contentos por ese nuevo rol que van a ocupar.
Los siguientes días todo es
genial. No hace el frío que debería hacer en diciembre, incluso algún día
consigo escabullirme y darme un baño en la piscina. En esos días, Peter y yo
hacemos una ruta por algunos pueblos de Cádiz, tanto de la sierra como de la
costa y disfrutamos tanto como cuando estamos solos como cuando estamos
acompañados. El día antes de fin de año dice que me va a llevar a una de sus
playas favoritas y me lleva a Bolonia. Antes visitamos los alrededores y poco
antes del atardecer me lleva a la playa y me hace subir la gran duna que
caracteriza esta playa.
- Este es uno de los mejores
atardeceres que he visto en mi vida.
- Es precioso Peter, me
encanta – digo acurrucándome entre sus brazos.
- Ver como el sol se pierde
en el mar… así es como me gusta a mí perderme en tu cuerpo – dice y me besa –
te amo Chispitas – y sin dejarme responder, terminamos haciendo el amor en esa
playa.
El fin de año en casa de la
familia Lanzani es una locura. Hay un montón de niños por todos lados, porque
están tanto la familia de Claudia como la de Juan. Somos muchísimos pero disfruto
de tanta alegría que contagian. Por la tarde después de comer, me escapo un
ratito al cuarto de Peter para llamar a la familia por parte de mi padre y
felicitarles el año nuevo. Mi prima Carla se encarga de decirme que mi padre
pasará el fin de año con todos ellos y me alegro por él pero aun no tengo ganas
ni fuerzas para hablar con él. Y después llamo a mis abuelos a Irlanda para
hacer lo mismo. Les pido que ellos trasladen mis felicitaciones a todos los
demás. Mi abuela insiste en que hable con mi madre, pero me pasa lo mismo que
con respecto a mi padre, no tengo la valentía de hacerlo aun.
Tras esas llamadas se me
baja un poco el ánimo, pero entre tanto niño y tanto adulto que se comporta
como niño, es imposible. Además Peter se encarga de tenerme distraída el resto
del día, sino es con él, estoy ayudando a Claudia a preparar la comida, sino
limpiando la vajilla, sino jugando con los niños...
- Mamá el año que viene
tendrás uno más por aquí correteando.
- Mira guapo, por muy pronto
que lo tenga, el año que viene va a ser imposible que corretee – le digo –
además ya hemos dicho que después de la boda.
- Que sí, después de la boda
– dice él sonriendo porque aunque la mayoría de las veces nos cuidamos, hay
alguna que otra que no, y eso cualquier día nos deja una sorpresa. Una sorpresa
que los dos esperamos deseosos y si tiene que pasar, va a pasar.
Las gemelas están demasiado
tranquilas entre tanto jaleao, incluso Eva. Sonia y Julia no lo pueden creer
puesto que por lo visto la noche de nochebuena en su casa se llevaron toda la
noche protestando.
- Eso es porque echan de
menos a su padre, soy el favorito de las dos.
- ¡Eres el único! –
respondemos las tres a la vez provocando las risas de todo los que están a
nuestro alrededor.
Llegada la hora de arreglarnos.
Peter y yo nos duchamos juntos y hacemos el amor.
- Hay que terminar bien el
año – dice antes de empezar a besarme dentro de la ducha.
Cuando salimos empezamos a
vestirnos. El con camisa blanca y traje de chaqueta negra, más una pajarita
roja, ya que todos los hombres iban a llevar pajarita roja, hasta los más
pequeños. Yo me pongo un vestido: la falda que tiene un corte bajo en el pecho y
hasta por encima de la rodilla, es negra y ceñida al cuerpo. Mientras que la
parte superior es como una gasa roja que no se ciñe tanto y es de media manga.
Me calzo mis taconazos rojos, me maquillo, me hago un peinado con trenzas a un
lado, y ya estoy lista. Aunque me toca ayudar a Lorena y las otras primas de
Peter a vestir a los más pequeñajos. Yo me encargo de los peinados de las
niñas.
Una vez estamos todos
listos, nos sentamos a cenar. Es una mesa inmensa. Estoy acostumbrada a estar
rodeada de mucha gente en este tipo de celebraciones pero creo que puedo decir
que esta familia es mucho más grande que la mía. Durante la cena las risas y
charlas abundan. También alguna que otra riña a algunos de los más pequeños… es
que terminar el año a todo el mundo pone nervioso. Cuando terminamos de cenar,
despejamos un poco la mesa y se empiezan a repartir las doce uvas – o doce lacasaitos
para los pequeños y adultos que no les gusta las uvas – para tenerlo todo listo
para las doce campanadas.
Mientras esperamos, seguimos
charlando y empiezan a aparecer cámaras por todos lados. Aunque la mayoría son
móviles, algunos primos de Peter y también Irene tienen cámaras buenas de fotos y son
los encargados de retratar la noche. Peter en todo momento me mima y me cuida y
yo hago lo mismo.
- Gracias por permitirme
compartir esta noche con esta gran familia Claudia.
- Gracias a ti por formar
parte de esta gran familia corazón. Mira Lali, sé que para ti no son unas
fiestas más. Igual que para Peter. Pero quiero que sepas, que pase lo que pase
con tus padres, ésta siempre va a ser tu familia. Haces feliz a mi hijo y eso
ya es motivo más que suficiente – sus palabras me emocionan y al verme me
abraza.
- Mami, no la hagas llorar –
escucho a Peter en la puerta de la cocina.
- No importa, lloro de
felicidad – digo mirándolo y él se acerca para secarme las lágrimas.
- ¿Seguro?
- A seguro lo metieron preso
– responde Claudia y provoca nuestras risas.
- Peter no tengo motivos
para estar triste: estoy pasando una gran noche contigo, con mis niñas, con
las chicas… es una noche en familia, como se tienen que pasar estas noches. Así
que sí, soy feliz.
Nos besamos y cuando
empiezan a avisarnos que van a dar las doce, corremos al salón.
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9,
10, 11 y 12
- ¡FELIZ AÑO NUEVO! – gritan
los presentadores de la televisión cuando se escucha la última campanada.
Nosotros empezamos a
abrazarnos y besarnos, aunque las risas vuelven a aparecer cuando todavía hay
algún rezagado con uvas en la boca. Besos, abrazos y felicitaciones llenas de
buenos deseos para toda la familia.
Juan y su hermano, empiezan
a llenar copas de champán. Cuando todos tenemos copa, hacemos el brindis.
- Arriba, abajo, al centro y
pa´ dentro – decimos todos al mismo tiempo.
- Y el que no apoya… -
añaden todos los primos apoyando la copa en la mesa y haciendo reír a todos.
Peter me busca con la
mirada, yo estoy junto a Irene. Sin soltar su copa, viene hacia a mí, me abraza
por la cintura y hace un brindis conmigo.
- Te amo Chispas.
- Te amo Don Motes.
- Por un año nuevo donde lo
mejor de este año que ha pasado sea lo peor del que está entrando.
- Por una vida, donde
compartamos tanto los malos como los buenos momentos. Porque estando juntos,
los malos serán menos malos y los buenos, inmejorables.
Y con un beso, sellamos el
brindis de nuestra vida.
1 comentarios:
ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ¿que puedo decierte que no te haya dicho ya cariño? Me ha encantado la historia la proxima llegada seguro de un nuevo bebe. Y que viva el que no apoya no folla
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