CAPÍTULO
71
- Hola mi niña – me saluda
Héctor cuando me ve en la recepción. - ¿Estás bien? No tienes buen color cielo.
- Es que para ser la hora
que es ya tengo un día bastante completo. He quedado con mi madre Héctor, ¿está
en la cafetería?
- Sí vengo de allí y estaba
hablando con los camareros. Está esperándote. ¿estás bien de verdad?
- Sí, gracias – le agradezco
con un beso y voy a buscar a mi madre – Hola mamá. – intento no perder los nervios.
- Hola hija, siéntate allí
junto al ventanal, ahora voy, dos segundos. ¿Quieres tomar algo?
- No, tengo el estómago
revuelto gracias.
Voy a sentarme y cinco
minutos después de que ella se haya quedado a gusto echándole broncas a todo cristo,
se sienta junto a mí.
- Me alegra verte hija, hace
mucho que no hablo contigo.
- Pues si no lo haces es
porque no quieres – le digo sincera y ya no soy capaz de contenerme más –
además, sé de sobra que te tienen bien informada de cada movimiento que hago.
- ¿Qué dices Mariana?
- Dime por favor que todo lo
que me ha llegado por correo hoy es mentira. Dime que no has sido capaz de
unirte a Óscar para separarme de Peter a toda costa. Dime por favor que ese
cabrón me ha vuelto a mentir.
- Mariana el lenguaje.
- ¡Joder contigo mamá! Te
estoy diciendo que sé que me has estado haciendo daño y a ti te preocupa que no
hable adecuadamente.
- Baja el tono.
- No me da la gana – grito y
comienzo a captar más la atención de los clientes – dime que ese cabrón, porque
lo es, me ha mentido.
- Hija… yo… - ella busca
palabras para intentar justificarse, pero la miro a los ojos y sé que le
preocupa más que todo el mundo la esté mirando a que yo la haya descubierto.
- No me lo puedo creer. De
Óscar me lo podía esperar ¿pero de ti? ¡ERES MI MADRE! ¡SE SUPONE QUE TIENES
QUE PREOCUPARTE POR MI FELICIDAD NO ARRUINARMELA!
- Es que ese hombre no puede
ser tu felicidad Mariana – me contesta en un tono de voz normal, totalmente
contrario al mío – salgamos de aquí y vayamos a mi suite para seguir hablando.
- ¡Y UNA MIERDA! – grito
soltándome inmediatamente - ¡No voy a ninguna parte contigo! Eres una cobarde
mamá. Te preocupa más que toda esta gente nos esté mirando a que yo haya
descubierto la manera en la que me has traicionado. ¡¿CÓMO HAS SIDO CAPAZ
MAMÁ?! ¡¿Me querías usar para seguir cerca de tu a…
- ¡LALI! – escucho el grito
de mi padre desde la puerta y viene hacia a mí – Ya basta, este no es sitio
para discutir esto.
- ¡¿Tú también lo sabías?!
¿Pero qué clase de familia es esta Dios mío?
- Mariana tu padre lo sabe
porque se lo conté todo, me estaba comiendo la culpa. Y ya por favor, salgamos
de aquí – suplica ella llorando y muerta de vergüenza.
- Claro que salgo de aquí,
pero porque no os quiero ver. No sé cómo has podido hacerme esto mamá.
- Lali cielo.
- ¡Cállate papá! No intentes
defenderla porque no tiene defensa. ¿Y tú? ¿Si lo sabías porque no me has
contado nada eh? ¡¿POR QUÉ?! – le grito a la cara.
De pronto, todo se vuelve
negro y dejo de escuchar. Un olor fuerte me despierta y al abrir los ojos,
estoy en una cama muy grande. Miro a mí alrededor y están mis padres junto a
Héctor.
- Estás en mi habitación
cariño – dice mi padre - ¿Cómo estás?
- Quiero irme de aquí.
- No puedes hija, viene un
doctor para acá.
- No necesito un médico.
Solo ha sido un desmayo por todo lo que me ha pasado – digo y me levanto,
aunque aún estoy algo mareada – Y tú – miro a mi madre – no me vuelvas a decir
hija.
Sin decir más, y soltándome
de las manos que intentan hacer que me quede, salgo de la habitación, corro al
ascensor para evitar que me frenen y por suerte se abre rápidamente antes que
mi padre y Héctor me alcancen. No sé que hacer ni adonde ir. Lo que sé que
ahora mismo soy incapaz de conducir. Camino hasta encontrar a un taxi y le doy
la dirección de la academia. Los chicos deben estar allí ensayando la fiesta de
Navidad que darán para sus padres y necesito distraerme para no pensar y no
llamar a mi madre y decirle todo lo que ahora mismo siento dentro de mí. Lloro
todo el camino, aunque cuando me bajo en la puerta me limpio bien la cara para
que nadie me pregunte.
- La jefa por aquí en su día
libre… eso significa problemas – dice Sergio bromeando como solo él sabe
hacerlo.
- No seas tonto. Solo que me
aburría en casa. ¿Cómo va todo?
- Pues bien, yo aquí
trayendo todos los adornos para decorar todo esto para la fiesta. Y cada clase
ensayando su participación. Maripaz viene ahora a echarme una mano.
- Anda mira que listo tu –
le digo, él siempre me hace reír.
- Hombre por favor, a ver
con quien te crees que estás hablando muchacha – me vacila – me ha dicho que
viene con algunas amigas que también nos ayudarán a decorar.
- Pues esos significa que
mis mosqueteras van a invadir todo esto –
le informo y sonrío. Ellas siempre han sido un gran apoyo desde que las conozco.
No puedo quererlas más. – Bueno, dime qué has pensado poner y cómo y te voy
echando una mano mientras.
- Entonces espera que vaya
por la escalera más larga que tenemos para que llegues a colgar los adornos.
- Qué simpático tú ¿no? – le
sigo el juego.
Comienzo a ayudarlo y mi móvil
empieza a sonar. Mis padres no paran de llamarme así que decido apagarlo.
- Hombre mis mosqueteras por
mi academia, ya podíais venir más a menudo a verme – le digo – que os echo de
menos – saludo a Yari que viene con Dani, Mónica, Maripaz y Charo – Nai y
Soraya ¿qué están currando?
- Sí. Naiara tenía un
casting hoy y Soraya tenía hoy la grabación de una gala de navidad de estas de
Nochebuena y Fin de año que echan en la tv y era una de las maquilladoras. –
explica Moni.
- Sí, muy fuerte que no nos
haya avisado antes – dice Charo sacando su vena fan – tía que van nuestros
Auryn.
- ¿No estáis un poquito
grande ya para eso? – interviene Dani.
- Mira Willy Fog, vamos a
tener el día en paz eh – interviene Yari, cual fan también. – Pero bueno, aquí
nos tenéis para que saquemos nuestras dotes de decoradoras y os ayudemos a
darle vida a esto.
- Gracias chicas – les
agradezco y las abrazo – os necesitaba mucho.
- Voy arriba a traer más
cosas, ¿me acompañáis?
- Sí, y me gustaría ver cómo
van con los ensayos ¿podemos amor? – le pregunta Maripaz a Sergio.
- Claro que sí bellísima –
responde él cual hombre enamoradísimo con un beso.
- Hermanilla ¿estás bien? –
me pregunta Yari cuando los demás están subiendo.
- Sí, tengo algo de fatiga
pero porque Euge, Sonia y Julia han llevado churros para desayunar y me deben
haber caído mal.
- ¿Te voy por un aquiarius o
algo? – se ofrece ella.
- Por favor, creo que me
vendría bien. La máquina expendedora de refrescos de este patio está
estropeada, tienes que ir a buscar a la de afuera.
- Vale. No te muevas y si te
mareas siéntate en el suelo para que no te caigas y te golpees.
- Vale mamá – le digo
sonriendo para quitarle la cara de preocupación que tiene.
- Estás muy pálida mi niña.
Ahora vengo – dice y va rápida a por mi bebida.
Me mareo un poco así que le
hago caso y me siento en un banco. En ese momento la puerta de la academia se
abre y entra la persona que menos me podía imaginar.
- Marella de mi corazón
¿cómo estás? – dice él mientras se acerca a mí.
- Óscar que haces aquí, no
te quiero ver ni en pintura.
- Pues lo vas a tener
difícil corazón porque no me voy a ir.
- ¿Qué quieres?
- Preguntarte cómo estás,
aunque por la carita que tienes no parece que muy bien. ¿Cómo te has sentido al
saber que la zorra de tu madre me ha ayudado a intentar separarte de tu querido
novio?
- Vete a la mierda.
3 comentarios:
Opa! Seguro que es solo por todo lo que ha pasado con su madre que esta asi? Sera que quiero ver bebè laliter? ajajaj, me gusto el capitulo, aunque muy fuerte todo lo de oscar y la madre de lali. Espero mas! un beso, Giu
A la mierda, no se quien es peor!
Que fuerte todo, que pedazo de cabrones son madre mia. ¿Como pueden tener tanta maldad dentro? ¿por que no se ocupan de sus vidas y de solucionar cada uno sus mierda?
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