viernes, 3 de octubre de 2014

Capítulo 26 - ¡Ni que fuera verdad!

HOLA!!!! Llegó el viernes y cómo no he subido ni el martes ni ayer, hoy subo los dos capítulos que se corresponden.

Perdón por no subir los días que normalmente lo hago, pero acabo de empezar la universidad el nuevo curso y la vuelta a la rutina ha sido algo... caótica.

Espero que disfrutéis los dos capítulos y me digáis que pensáis. A las 18:30 hs está programado el otro capítulo.

GRACIAS!!!! Besos

CAPÍTULO 26

Estoy dejando un vaso en el fregadero cuando suena el teléfono fijo y me aligero en atender para que no Euge no se despierte, ya que después de la llorera y una tila se ha logrado tranquilizar y dormir.

- Diga – pregunto porque ni si quiera he mirado el identificador de llamadas.

- Lalita soy Nacho – me responden al otro lado.

- Hola guapetón. ¿Qué tal? – pregunto haciéndome la que no sé nada de lo que ha pasado.

- Pues no muy bien la verdad, me he peleado con Euge y me estoy comiendo la cabeza de una manera que ni te imaginas.

- ¿A sí?

- Chiqui, no te hagas la loca porque te recuerdos que no sabes mentir.

- Incierto, en casa de mis abuelos hice el papel de mi vida – le recuerdo el viaje a Irlanda.

- Sabes a qué me refiero Lali, sé que Euge habrá subido a contarte todo.

- Pues sí algo sé.

- ¿Y yo puedo contarte mi versión? Porque conociéndola seguro que lo ha exagerado todo.

- En veinte minutos en la cafetería de siempre – le digo mirando la hora y viendo que un café mientras charlamos nos vendrá bien a los dos.

- Perfecto, ahora te veo entonces. Besazos.

- Hasta ahora – le respondo y cuelgo.

Coloco el teléfono en la base y me voy a mi cuarto a vestirme, el otoño está más cerca que el verano pero sigue haciendo un calor típico de agosto y no de septiembre. Unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta de tirantas holgada y unas sandalias, un poco de maquillaje para quitarme la cara de sueño que tengo y lista. Salgo del cuarto y saco una libreta que tengo en el primer cajón del mueble del salón para dejarle una nota a Euge.

“Cabra loca, he salido a tomar un café con Nacho. Cuando te despiertes si necesitas algo me avisas. Compro un test para hacerlo cuando llegue a casa, te quiero.”

Reviso el bolso, cojo las llaves y salgo de casa haciendo el menor ruido posible. Diez minutos después, al doblar la esquina de la cafetería veo a Nacho sentado en la terraza. Está cabizbajo, supongo que mirando el móvil.

- Hola – digo al acercarme.

- Hola guapetona – me saluda y se levanta para darme dos besos.

- ¿Café con hielo? – me pregunta cuando la camarera se acerca a nosotros y yo asiento – Un café con hielo y otro capuchino, por favor.

La chica, asiente con una sonrisa y se va.

- ¿Qué ha pasado Nacho? – pregunto sin esperar, hemos venido a charlar y quiero aclarar las cosas.

- Pasa que Euge no sabe lo que quiere.

- Te equivocas.

- No La, no la viste estaba enganchada al imbécil del ex cuando llegué.

- No es así, pero en caso que lo fuera no estaría haciendo nada malo.

- ¿Cómo qué no? Gonzalo es un miserable, que lo único que sabe es hacerla sufrir. Y parece que ella no quiere verlo, y siempre acaba con él.

- ¿Y eso te jode no? – lo pico para que de una vez sea capaz de confesarme que sigue queriendo a Euge.

- Pues claro - ¡BINGO! Digo en mi interior – es mi amiga, y me preocupo por ella - ¡ERRO! Vuelvo a decirme a mí misma.

- Sí claro, y yo estoy deseando volver a Irlanda para trabajar en la cadena hotelera de mi familia.

- ¿Eh? – dice porque se ha quedado pillado. En ese momento viene la camarera y nos deja los cafés – Gracias.

- Gracias – respondo yo también y cuando se va, arrimo la silla a la mesa y me pongo seria – Vamos a ver Nacho, ¿Euge es tu novia? No. Tú estas con puti – me callo al escuchar lo que estoy diciendo.

- ¿Tú también? – me pregunta el pobre un poco disgustado.

- Perdón, es que estar tiempo con Euge pega sus formas de hablar – digo y él sonríe. – ¿Por qué no te miras en un espejo?

- ¿Qué pasa? ¿Tengo alguna mancha? – me pregunta limpiándose la boca.

- Sí una mancha enorme en los ojos que no te dejan ver lo que de verdad quieres.

- Lali, cuando te pones en plan psicóloga no te aguanto.

- Y tú cuando te empeñas en negar la realidad, eres insoportable.

- ¿A sí? ¿Y qué niego según tú listilla?

- Pues que sigues enamorado de Eugenia, y que por mucho que lo has intentado con la pelirroja, no consigues olvidarte de ella.

- No es cierto.

- Sí claro lo que tú digas. Llevo años conociéndote, y a Euge la conozco desde hace tanto que ni me acuerdo ya. La quieres, siempre la has querido y estabas intentando darle un escarmiento por estar con Gonzalo y no contigo.

- Jamás le haría algo así, eso significaría hacerle daño y no sería capaz.

- Quizás no conscientemente, pero es lo que has hecho Nacho. Y ahora que ella te quiere, tú pasas de ella.

- ¿Me quiere? – pregunta algo perplejo.

- No, lo de llamar putirroja a tu novia lo hace por gusto, no te digo – le contesto y doy un sorbo al café – Pues claro que te quiere, y está celosa. Porque si tú antes decías que Gonzalo no era para ella, ahora ella dice que la azafata no es para ti.

- Tiene nombre eh – me recuerda.

- Ya, pero es que como a mí tampoco me cae especialmente bien, prefiero nombrarla mucho – le digo guiñando un ojo y se ríe.

- ¿Si dices que me quiere a mí, que hacía Gonzalo en su casa y besándola? – vuelve de nuevo al ataque.

- Se ha presentado por sorpresa, le ha dicho que estaba arrepentido del trato que le había dado mientras habías estado juntos, que estaba muy arrepentido y no le ha dado tiempo a reaccionar cunado ya la estaba besando – le cuento y llamo a la camarera mientras miro la hora – perdona ¿tenéis ya los cruasanes hechos? Pero los que hacéis aquí.

- Sí, acaba de salir la primera tanda – responde la chica con una sonrisa.

- Perfecto, pues por favor, me pones uno ahora para comer ¿tçu quieres? – le pregunto a Nacho y niega con la cabeza – me pones uno para comer y cuatro para llevar.

- Ahora mismo te lo traigo – responde la chica.

- ¿Tienes invitados en casa? – pregunta Nacho.

- No, Euge solo. Pero como para parar un tren, lo sabes de sobra. Además así tengo para mañana al menos uno – digo sonriendo.

- No me desvíes del tema. ¿Entonces la estaba forzando? – pregunta.

- Cualquiera que te escuche parece que la ha intentado violar Nacho hijo. La besó, pero ella en cuanto pudo se escapó de sus brazos, ya está. Lo que pasa que llegaste tú, le gritaste y le dijiste todo eso y la cabreaste.

- Sí, la cabreé porque fue cuando soltó lo de putirroja, - dice y se ríe – es única poniendo motes.

- Para ti es única en todo lo que hace – digo – Gracias – le digo a la camarera y le doy un bocado al cruasán – Esto es un pecado, está demasiado bueno.

- ¿Crees que me perdone? – me pregunta con semblante triste.

- Por supuesto que sí, te he dicho que te quiere. Deberías dejar a la putirroja y...

- Lali, por favor.

- Que la dejes, y estés de verdad con la persona que quieres Nacho. Joder que desde que la conoces estás enamorado de ella y ahora que ella lo está de ti no aprovechas la oportunidad. Me matan vuestro destiempo de verdad.

- Tengo que hablar con ella.

- Pues sí, pero antes deja a la – voy a decirlo pero me echa tal mirada que prefiero no decirlo – a la azafata – continuo – y después hablas con Euge. No me la vuelvas loca, por favor. – le digo teniendo en mente el panorama que se nos presenta si el test da positivo.

Le doy el último bocado al cruasán y empiezo busco la cartera en el bolso.

- Ni se te ocurra sacar dinero que pago yo, me toca invitarte.

- Pero los dulces que me llevo, los pago yo – respondo.

- Vale pesada – responde de mala gana.

Saco el dinero de los cruasán que me llevo y me despido de Nacho, camino un par de calles más en busca de una farmacia y compro el test. Una vez comprado, me vuelvo para casa.

Conversación whatsapp

Yo: Mojona, ¿estás despierta? ¿Sigues en mi casa?
China: obvio que sigo en tu casa, no pensaba moverme de aquí hasta que no llegaras y me dijeras que coño te ha contado el idiota de Nacho.
Lali: relaja fiera, que toda la fuerza se te va por la boca jajajajaja
China: ¿te queda mucho? Tengo un hambre… ¿me compras algo? Me parece que tengo antojo.
Lali: lo que tienes es más cara que espalda, capulla. Llevo cruasanes.
China: Y.. ¿Tienes nocilla? Sino bajo a casa a por ella que yo si tengo.
Lali. ¿Me puedes explicar dónde echas lo que comes? Jajajaja Sí hay, tengo reserva para cuando decides atacar mi alacena =P Te dejo, que ya me iba chocando dos veces jajajaja En cinco minutos o poco más estoy. Pero antes, te vas a hacer el test. Compré dos.
China: …

Esos puntos suspensivos significan que está muy nerviosa, y que tiene miedo. La conozco demasiado bien. Llego a casa, abro el portal, llamo al ascensor y subo..

- Llegué Euge – digo abriendo la puerta.

- Me muero de hambre, ¿merendamos? El café se acaba de terminar de hacer.

- Primero el test.

- Dicen que es mejor con la primera orina de la mañana.

- Ya, pero no me vas a tener en vilo hasta mañana. Si quieres te lo repites mañana nada más levantarte, pero ahora ¡al baño! – digo tirándole la bolsa con los test.

No se opone, y se va para el baño La llamo y me da largas, media hora después sale con los dos test en las manos.

- Prométeme que vas a ser la amiga y madrina más mimosa del mundo porque no quiero que me dejes sola – dice llorando aunque con una sonrisa.

- ¿En serio? – digo sorprendida – Por supuesto que sí. Felicidades guapísima – la abrazo y me contagia las lágrimas, y estamos un rato así.

- Tengo hambre – dice de pronto.

- No tienes solución. – le digo.

Sin más, pongo los dos cafés, la nocilla, los cruasanes y nos ponemos a merendar.


2 comentarios:

Chari dijo...

Lali, el paño d lágrimas d los dos .
Amiga y madrina mimosa ,Euge es única.

Caparatodos dijo...

ayyy Dios! me da algooooo :')

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