Capítulo 41 - ¡Ni que fuera verdad!

El último de la semana.... hasta el próximo martes. GRACIAS!

CAPÍTULO 41

La fiesta se termina, y nos felicitamos por lo bien que ha salido la fiesta y la buena acogida que hemos tenido. Es tal, que para este nuevo curso tendremos el doble de alumno que tuvimos cuando empezamos, en el primer curso. Tenemos también algunas matriculaciones para cursos superiores, pero mientras no se les tome la prueba de nivel no podremos saber si pueden optar o no al curso que quieren.

Sergio está entusiasmado con los talleres que vamos a comenzar a dar para niños y que empezarán con los ganadores del concurso que ha hecho durante la fiesta.

- Hija, felicitaciones cariño. Estoy muy orgulloso de ti. – me dice mi padre mientras me abraza.

- Gracias papá.

- Tito – lo abraza mi prima – estoy feliz de que estés aquí. Hace mucho que no te veía. Mi madre está deseando que vayas a Málaga.

- Lo sé corazón, cada vez que hablo con ella me lo repite. He aprovechado este viaje para también ir a tu casa, ayer venía para acá en el avión y la avisé. Mañana cojo un vuelo para Málaga y veo a tu madre y mis hermanos, estoy un par de días y me vuelvo. Me han invitado a una conferencia sobre neurocirugía, así que estaré aquí una semana.

- Yo quiero ir el próximo fin de semana a verlos. Y también a los tíos, que por cierto Lali, me dijeron que a ver si te venías conmigo y los visitábamos los tres: Cristian, tú y yo.

- No sé si vaya a poder, pero lo intentaré. Hay que aprovechar todavía el buen tiempo y nos vamos a la playita – le digo a mi prima y ambas reímos.

Seguimos hablando un rato, mientras recogemos la mayoría de las cosas. Mañana volveremos para seguir quitando lo que queda. Nos despedimos, y me monto en el coche.

- Vamos papá – le digo a mi padre que sigue charlando con mi primo.

- Recojo la maleta y me voy al hotel.

- ¿Pero qué hotel? Te quedas en mi casa, no digas tonterías.

- No, prefiero ir a un hotel. Sabes que no me gusta incomodarte.

- Y no me incomodas – le recuerdo pero es inevitable discutir con él.

Llegamos a casa, y subimos a por su maleta.

- Gorda, llevo a tu padre y vuelvo ¿de acuerdo? – me dice Peter.

- No Peter, no hace falta. Me pido un taxi.

- Martín, no me he metido en la discusión de quedarte o no aquí a dormir, pero en esto sí que no hay discusión. Te llevo yo al hotel.

- De acuerdo.

- Lo llego a saber y discutes tú con él lo de quedarse en mi casa a dormir – le digo yo y ambos ríen. - ¿A qué hora tienes el vuelo mañana?

- A las ocho de la tarde.

- Perfecto, pasaremos el día juntos entonces.

- Me parece estupendo – dice él y me da un abrazo – te quiero.

- Yo más – le doy un beso – y que sepas que no se me ha olvidado que tenemos una conversación pendiente.

Beso a Peter, le doy mis llaves y ambos se van.

Busco algo de comer en la cocina, y encuentro galletas con virutas de chocolates. Me vuelven loca, busco también el vino para servirme una copa. Es tarde, pero me voy al cuarto y lleno el baño de agua para meterme dentro y relajarme.

Con la copa de vino al lado, me meto en el baño y pongo música no muy fuerte, para no molestar a ningún vecino. No sé cuanto tiempo ha pasado pero soy consciente que me he quedado dormida cuando noto que Peter me comienza a besarme.

- ¿Ya has vuelto? – pregunto.

- No sé cuanto tiempo llevas aquí, pero yo he tardado casi una hora en ir a dejar a tu padre y volver cariño.

- ¿Te ha dicho algo de mí?

- Solo me ha amenazado con dejarme sin piernas si hago daño a su adorada hija.

- ¿Qué ha hecho qué? – digo abriendo los ojos de par en par.

- Es broma tontita – me dice y arrodillado a mi lado, extiende sus besos por mi cuello. – Solo me ha pedido que te cuide, te quiera y te ame al menos la mitad de lo que te quiere él. Con eso se da por satisfecho.

- ¿Mañana trabajas? – sonrío y le pregunto mientras lo dejo seguir con lo que hacía e incluso le facilito el trabajo, echando mi cabeza hacia atrás y darle mejor acceso a mi cuello.

- No, ¿por qué? – me pregunta él a mí.

- ¿Por qué no me acompañas aquí adentro? – le pregunto sonriendo.

- No hace falta que me lo vuelvas a pedir – responde mientras se desnuda y se mete conmigo en el baño.

Estamos un gran rato dentro, besándonos y acariciándonos, de fondo suena la canción de Love me like you do.

- Ámame como solo tú sabes hacerlo, por favor – le pido.

Peter me besa y lo empujo hacia atrás, mientras me coloco encima de él y mientras nos besamos y dejo que sus manos jueguen con mis pechos, lo busco para que entre en mí.

Love me like you do, love me like you do

Love me like you do, love me like you do

Touch me like you do, touch me like you do

What are you waiting for?

Llego al clímax y me dejo caer en su pecho, besándolo, mientras él sigue penetrándome hasta que alcanza su éxtasis. En ese momento me besa alocadamente, y me pega más a un a su cuerpo si es posible.

- Te amo Lali – me dice.

Se pone de pie, y sale de la bañera. Me saca de la bañera y me subo a él, colocando mis brazos entorno a su cuello y envolviéndolo con mis caderas. Entre besos apasionados y caricias, llegamos a la cama y me tira. Con cuidado empieza a recorrerme el cuerpo con su boca, parando en mi sexo y haciéndome tener un nuevo orgasmo, para seguidamente volver a enterrarse en mí y juntos a un nuevo clímax.

- Estoy enamorada de ti, como nunca he estado enamorada de nadie más. – digo abrazándome a él.

Nos besamos nuevamente, y me adelanto yo y comienzo a recorrer su cuerpo con manos, boca y lengua dispuesta a hacerle disfrutar lo mismo o más que ha disfrutado él de mi cuerpo y me ha hecho disfrutar con él.

- Sigues tomando la píldora ¿cierto? – me pregunta antes de volver a introducirse en mí.

- A buena hora te vienes a preocupar – le digo, se asusta y me río – claro que sí cariño, como siempre.

Riéndose y besándome, se encarga de unirnos una vez más esta noche, pero no la última.