Capítulo 36 - ¡Ni que fuera verdad!

CAPÍTULO 36

Después de hacer el amor con Peter, él se queda dormido y yo me quedo pensando en todo lo sucedido. Tengo que averiguar con certeza lo que pasó y quizás siga pasando con los padres de Óscar. Mis pensamientos se vuelven humo, cuando escucho la puerta de casa abrirse. Me levanto y me pongo una de mis camisolas sobre mi ropa interior y salgo del cuarto. Quiero pensar que es Euge pero si es ella ¿por qué no ha llamado? Me asomo a la puerta del cuarto que da directa al salón y la veo que va a subir al estudio. Salgo al salón y la espero en la cocina sin hacer ruido. Cuando la escucho acercarse salgo y la asusto.

- Yo te quito las llaves – le digo al tiempo que aparezco ante sus ojos.

- JODER – grita llevándose la mano al pecho – que puñetera eres, que me has asustado.

- No entres en mi casa cuando te dé la gana y no pasará esto – le digo y le quito las llaves de las manos.

- ¿Qué haces? – pregunta mientras intenta quitármelas.

- Recuperar mi privacidad – le digo.

- Lali, venga ya. No me las puedes quitar ¿si pasa algo y no estás que hago? ¿O si pasa algo y estás dentro?

- Pues llamas a los bomberos, a la policía o a quien te dé la gana Eugenia. – le respondo y le devuelvo su llavero quedándome con mi llave – se te acabó el chollo.

- Joooo Lali, que solo quería saber si estabas aquí y no me escuchabas porque estabas en el estudio.

- Mentira, ¡Si no has llamado! – le digo cogiendo agua.

- Sí – responde y empieza a reírse – bueno vale no.

- ¿Y para qué has venido? ¿Para qué has entrado sin tan siquiera llamar?

- Es por Nacho. Vengo de la azotea de tender y llegando a casa lo he visto en la puerta, así que me he metido aquí para que no me vea.

- ¿Por qué? – pregunto sin entender.

- Pues porque seguro que quiere hablar conmigo y no tengo ganas de hablar con él. Me voy a desmoronar y me niego.

- Deberías escucharlo – le aconsejo.

- No quiero. Llevo varios días esquivándolo, no quiero contarle aun lo del embarazo. No estoy preparada.

- ¿Estás embarazada? – pregunta Peter apareciendo en el salón.

- Joder Mariana, avísame que estás acompañada.

- Lo haré cuando tu llames a mi casa para entrar – le digo sarcástica.

- Sí, estoy embarazada pero no le vas a contar nada a Nacho – le advierte Euge con dedo incluido.

- Creo que vas a tener que hacerlo tú – le digo porque suena el timbre de casa y supongo que es Nacho.

- No abras – grita ella cuando Peter va camino a la puerta.

- Lali ábreme – dice Nacho del otro lado – acabo de escuchar a Euge, sé que está ahí. Rubia tenemos que hablar.

- No quiero – vuelve a gritar.

- ¡YA! – le riño a ambos – me vais a volver loca. Peter abre.

Peter abre la puerta y Nacho entra. Se saludan y se acerca hasta nosotras. Yo le doy un beso y él intenta darle un beso a Euge pero ella lo esquiva.

- Venga Rubia, vamos a aclarar las cosas por favor. – él se le intenta acercar mientras yo busco a Peter para abrazarlo y meternos en el cuarto.

- Si tantas ganas tienes de hablar, busca a tu putirroja favorita – le dice ella enfadada.

- No creo que quiera hablar conmigo después de que lo hayamos dejado – le dice y aunque no la estoy viendo sé que eso la ha sorprendido.

Por unos segundos hay silencio y Peter y yo nos miramos, abrimos la puerta y nos asomamos un poco. Pensábamos que la calma había llegado, pero la tormenta aun no se había terminado.

- ¡AH NO ESTO SI QUE NO! – grita Euge – Claro, como la azafata de las narices te ha dejado ahora si quieres recuperar nuestra amistad. Pues te vas a la mierda machote – le gruñe ella.

Empieza a gritarle todo tipo de insultos a Nacho, y vemos como él cansado de escucharla, se acerca a ella y la calla de un beso.

- Siempre ha sido muy romántico.

- Y tiene huevos, porque para acercarse a Euge así hay que tenerlos, gorda – bromea Peter.

Ambos esperamos su reacción, cuando se separa de Nacho le pega un guantazo y él vuelve a besarla mientras ella dice que la deje, pero se termina rindiendo a su beso. Nos quedamos un rato mirándolos hasta que se separan.

- ¿Por qué has hecho eso? – le pregunta con las lágrimas saltadas.

- Porque te quiero rubia. He dejado a la azafata porque te quiero y no puedo estar con ella, me aceptes tú o no. Estoy cansado de esta situación, de estar distanciado de ti. Me da igual si has vuelto con Gonzalo, estoy dispuesto a conquistarte Euge. Te quiero cariño, y necesito estar cerca de ti aunque solo seamos amigos.

Ella se queda callada, se sienta en el sofá y se pone a llorar. Sin esperar, salgo del cuarto, me siento junto a ella y la abrazo.

- ¿Pero por qué llora? ¿Qué he dicho? – pregunta mirando a Peter.

- Todo a su tiempo, amigo – le responde él palmeándole la espalda.

- Tienes que contárselo – le susurro a Euge mientras la abrazo y ella me repite una y otra vez que no puede.

- ¿Qué no puede qué? – pregunta Nacho – Euge, ¿Qué te pasa? ¿Te ha hecho algo el cerdo ese?

Y ella vuelve a llorar más fuerte. Nacho cada vez entiende menos, Peter intenta calmarlo pero no puede hacer mucho porque no puede contarle el motivo por el que está así.

- Tranquila – le repito – Nacho creo que no es buen momento para que habléis.

- No me voy hasta que no me diga por qué llora así – pregunta preocupado.

- Porque eres un maldito cabezón – responde ella – porque te tienes que arrepentir de estar con tu novia en el peor momento. Porque tienes que declararme tu amor cuando no puedo estar contigo – gimotea ella.

- Euge cielo, si estás con Gonzalo no me importa. Voy a volver a enamorarte – le dice él muy tierno.

- Eres tú el que no vas a querer estar conmigo – le dice ella limpiándose las lágrimas.

- ¿Por qué no? – pregunta él.

- Porque estoy embarazada.