miércoles, 11 de marzo de 2015

Capítulo 35 - ¡Ni que fuera verdad!


HOLA!!

Sí lo sé, vengo con un día de retraso pero ayer llegué a casa muy tarde y no me dio tiempo. Gracias por volver a estar ahí a pesar del tiempo sin aparecer por el blog.

Que disfrutéis, hasta mañana.






CAPÍTULO 35

Peter se acerca a mí y me quita la mano de la mejilla donde me ha pegado mi madre para tirar de mí y abrazarme.

- En su vida vuelva a hacer eso señora – le dice.

Intento que no se me salten las lágrimas. En mi vida mis padres me han levantado la mano, y jamás esperé que fueran a hacerlo y mucho menos mi madre.

- Pégame si eso va a hacer que me digas la verdad – salgo del abrazo de Peter y la enfrento – se te acabó tu cuento de vida perfecta mamá. No sé cómo papá te pudo perdonar algo así, pero yo lo que no te voy a perdonar es que me hicieras estar con el hijo del que fue y quizás siga siendo tu amante. No por mí, sino porque con eso volviste a faltarle el respeto a mi padre, y eso nunca te lo voy a perdonar.

- Eso es algo que queda entre tu padre y yo.

- Estás muy equivocada. – le aseguro – Ya sabes mi verdadera historia con Peter y me da igual lo que pienses de él y de nuestra relación, nos queremos y vamos estar juntos no necesito tu autorización.

- Vas a salir muy mal parada de esto, él no te conviene.

- Tú no le convienes a mi padre y sigue contigo, quizás lo masoquista me venga de familia – le respondo fría – Vete de mi casa. Si le cuentas a toda la familia la verdad me haces el favor de hacerlo a mí, aunque seguramente lo vas a hacer aunque no te lo pida. Adiós – digo abriéndole la puerta de mi casa.

- Cuando te tranquilices y te comportes como la adulta que eres, me llamas porque esto no se queda así.

No le respondo, sino que espero a que salga para cerrar la puerta. Peter no tarda en venir a abrazarme.

- Lo siento – me dice mientras me escucha llorar – tranquila Lali, yo estoy contigo pase lo que pase, lo sabes.

- Es de lo único que estoy segura ahora mismo – le respondo y lo beso.

Vamos a la cocina y preparamos la comida. Me da charla mientras comemos e intenta hacerme reír, y pongo todo de mi parte para sonreír solo por agradecerle lo que está haciendo.

- ¿Entonces le digo a Sonia que cenamos juntos esta noche?

- Sí, aquí en casa. Preparo algo para cenar o pedimos a la calle, como prefieras.

- Si quieres lo dejamos para otro día Lali, por hoy has tenido suficiente.

- No, me vendrá bien – le digo y bebo un poco - ¿Te imaginas si le digo a mi madre que va a ser abuela? - digo sonriendo triste.

Las lágrimas se me vuelven a saltar y antes de que me dé cuenta ya Peter me está abrazando. Terminamos de comer y nos sentamos a ver la TV, pero no tardo mucha en quedarme dormida sobre el regazo de Peter, que se ha encargado de masajearme las sienes y me he quedado frita. Soy consciente de ello porque me despierta el sonido del móvil de Peter y el intento de él de levantarse sin moverme mucho para no despertarme.

- Perdón – me dice sonriendo y me da un beso.

Me incorporo y va a coger su móvil que está en la encimera de la cocina. Lo coge y sale al balcón a hablar, mientras me levanto y voy al baño. Cuando vuelvo está en la cocina sirviendo café para ambos y preparando tostadas.

- ¿Tanto dormí? – pregunto al mirar el reloj de pulsera que llevo.

- Pues sí, ya es hora de merendar preciosa – me dice poniendo las tostadas en una cestita y llevando después todo en una bandeja a la mesita del salón.

- ¿Quién era? – le pregunto al sentarme para merendar.

- Mi madre – me responde y después coge su café – Habló con mi hermana Irene y ella le dijo que te mandara una invitación para su boda, así que me pidió tu dirección. Le dije que no era seguro que fueras, pero que te la enviara y tú ya decidirías.

- Jamás rechazaría ir a la boda de tu hermana. Irene y Sergio son un encanto los dos, además tú me acompañaste a ver a mi familia, yo no te voy a dejar solo en un momento tan importante. Si tú quieres que vaya, claro.

- Claro que quiero que me acompañes – me dice el sonriendo para darme un beso y un abrazo – Te quiero chispita.

- Yo también te quiero señor motes – le digo y el ríe – ¿Le confirmaste a Julia y Sonia lo de la cena?

- Sí – responde dándole un bocado a la tostada – y han dicho que como tú te encargas de la cena, ellas traen postre y vino.

- Son un encanto. Estoy segura que nos vamos a llevar muy bien.

- ¿Nada de celos ya? – pregunta él sorprendido.

- No sé por qué, pero todo lo que ha pasado con mi madre me ha hecho pensar en nuestra situación. No quiero más mentiras en mi vida, y no te voy a negar que me siento rara cuando hablas de ellas. Pero lo que te puedo asegurar, es que no puedo estar celosa de ellas porque cada vez que mencionas a tu hijo estás feliz, y eso es suficiente para mí. – le digo.


- Te quiero, Lali – dice él, acercándose a mí, envolviéndome en sus brazos y encaminándonos al dormitorio.

2 comentarios:

Chari dijo...

K altanera la madre!!!

vsyasabs_laliter dijo...

Como odio a la madreee
Mas tierno piiitt
Maass

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