Capítulo 60

Hola!!!! Perdón por no subir antes y gracias por a pesar de eso, estar siempre  =)

Os dejo un nuevo capítulo, pero antes os recomiendo que os paséis por el blog de lalitter08.blogspot.com.es que ya empezó su nueva nove =) A mi me está encantando =)

Os dejo con el capítulo, que lo disfrutéis... hasta el viernes =P

PD: ya que falté un tiempesito, os dejo capi largo =P

TWITTER: @Inma_06

Capítulo 60

Y el día de la boda llegó. Aunque los principales protagonistas estaban nerviosos y con ansias, tampoco tenían pensado el madrugar: sabían que tendrían tiempo suficiente y con levantarse a las 10 o incluso un poco más tarde, tendrían tiempo suficiente para arreglarse. Por eso Lali a las 7 de la mañana se despertó con el lloriqueo de Alma que pedía su toma, ya aguantaba toda la noche durmiendo pero pedía de comer bien temprano; y cuando terminó de amamantar a su hija decidió acostarse de nuevo tras dormir a la pequeña, ya estaba el despertador preparado para que horas más tardes cumplieran su función. Sin embargo no fue necesario, porque justo cuando el reloj marcaba las 9:04 el telefonillo sonó. Tanto Peter como Lali se hicieron los remolones, ambos deseaban que fuera un sueño, pero cuando sonó tres veces más, no les quedó más remedio que hacer caso.

- ¿Pero se puede saber quién llama tan temprano? – preguntó Peter algo enojado.

- Dale, vuelve a dormir que voy a mirar quien es, y no grites que despertas a la nena – contestó Lali levantándose.

Bajó y se dirigió a la entrada donde tenían colocado el telefonillo y con voz de dormida contestó.

- ¿Quién es?

- NOSOTRAS – se escuchó una voz desde el otro lado del intercomunicador – Dale Lalita abrinos – escuchó más clara la voz de su rubia cuñada.

Con cara de dormida y una media sonrisa en la cara, les abrió la puerta del jardín, y mientras colgaba el telefonillo, abrió la puerta de la casa.

- LLEGÓ EL DÍA – gritó Daniela acercándose a ella corriendo y abrazándola - ¿Cómo estás?

- ¿Cómo te sentís? – preguntó Ana con la misma emoción.

- Muerta de sueño – preguntó Lali bostezando.

- ¿Me estás jodiendo? – dijo Ana sin poder creer la parsimonia de su hermana mediana.

- No – contestó Lali echándose a un lado para que entraran.

- ¿Vos te casás hoy y estás pensando en dormir? – cuestionó Rochi.

- Exacto, porque me quedan unas cuantas horas para casarme.

- NO HAY TIEMPO – contestaron las tres visitantes al unísono.

- ¿Pueden dejar de gritar? Peter y Alma están durmiendo – contestó Lali para calmarlas y sonó de nuevo el telefonillo - ¿Y ahora quién es?

- Son las chicas seguro – contestó Rochi pasando al salón y soltaba las bolsas que llevaba.

Lali abrió la puerta del jardín y vio como Euge, Mery y Cande entraban y se acercaban a ella son una hermosa sonrisa.

- Hola bombona – la saludó Cande con un abrazo – por fin llegó el día, amiga.

- Hola chicas – la saludó Lali con una sonrisa – gracias por venir, pero un poco temprano ¿no? – dijo Lali cuando todas entraron al salón y como las conocía, sabía que la contestación de sus amigas iba a ser la misma que la de sus hermanas y su cuñada y en el mismo tono de voz así que decidió adelantarse – no griten por favor, mi futuro marido y mi hija duermen.

- Ya solo tu hija – contestó Peter seco mientras bajaba los últimos escalones: no hace falta aclarar que odiaba despertarse con el sonido del timbre, móvil, teléfono…

- Buen día Pedrín – lo saludó Rochi que se tiró a sus brazos – te casás, hermanito.

- Sí me caso, lo sé, no hace falta que todas lo griten – respondió de la misma manera que cuando bajaba las escaleras.

- Hijo mío, que seco estás – dijo Ana después de darle un par de besos.

- Odia despertarse así Ana – le informó Rochi – pero hoy se va a fastidiar, porque hay que hacer muchas cosas.

- ¿En serio vienen ya a preparase? – preguntó Peter si poder creerlo.

- Sí, ya venimos a ocuparnos de la novia – contestó Euge – dale Pedrito, cámbiame la caripela y sonreí un poco, olvida nuestra presencia y saluda a tu novia, casi mujer, como Dios manda.

Peter se dio cuenta que aunque al bajar, había abrazado a Lali por detrás y aún estaba rodeándola con sus brazos, ni si quiera le había dado los buenos días.

- Buen día, pequeña – le susurró Peter al oído y la instó con sus manos para que se voltease y lo mirase.

- Buen día, grandullón – respondió Lali sonriendo, y sin pensarlo dos veces, pasó sus manos alrededor del cuello de Peter y lo besó con dulce y lentamente – te amo – consiguió decir ella mientras Peter terminaba ese beso mañanero, con una retahíla de besos cortos.

- Yo también te amo – respondió él entre esos besos.

- Bueno… ¿Vamos acabando de darse los buenos días? – los separó Mery.

- Sí mi amor, llevan razón – dijo Peter dejando de besarla pero aun manteniendo los brazos en la cintura de ella.

- ¿Nos la vas a dejar ya? – preguntó Cande esperanzada.

- Ni loco. Primero vamos a desayunar – contestó él sin apartar la mirada de Lali y ella sonrió. Ahora sí miró a sus amigas y dijo - ¿desayunaron?

- No, traemos para hacer desayuno de chicas – respondió la hermana de Peter señalando las bandejitas repletas de bollería de toda clase.

- Pues será desayuno de chicas y chico – respondió Lali abrazando a Peter – y después soy toda vuestra.

- Está bien, aceptamos – dijo Ana – eso sí, Juan Pedro Lanzani, cuando terminemos te vas para casa tu casa, que allá van a estar tu padre, Carlos, los chicos y tu hermano para que se preparen todos juntos.

Dicho y hecho, los dueños de la casa pusieron café, mate, zumo y chocolatada, según los pedidos de las chicas, y después desayunaron todos juntos. Pasada casi una hora, sonó de nuevo el timbre. Daniela fue la encargada de abrir mientras Peter iba arriba a comprobar que su hija seguía durmiendo plácidamente en su cuna.

- Hola mis amores – saludó Majo a todas, y con un abrazo muy cariñoso, a la protagonista del día.

- Hola mamá – le devolvió Lali el abrazo - ¿Querés desayunar?

- Un matesito no te lo voy a negar mi amor – respondió Majo soltando un saco donde traía dentro su traje de madrina.

De nuevo volvió a sonar el timbre y las chicas fueron a abrir.

- Buenos días – saludó Claudia a todas.

- Hola Clau – respondió Lali con dos besos y una sonrisa al ver la alegría de su suegra.

Estuvieron charlando un rato hasta que la voz de Peter las interrumpió.

- Holaaaaa – canturreó Peter con voz muy fina como si fuera Alma la que hablaba y le movía la mano a su hija – Llegaron las abuelas mi amor.

- Llegó la reina de la casa – dijo Lali acercándose a su hija y dejando un suave beso en su cabecita.

Continuaron desayunando un rato más, hasta que las chicas creyeron oportuno echar a Peter de la casa, y mandarlo a casa de sus padres. A él le costó irse, porque no quería dejar a Lali y Alma, pero las amigas de ambos, su madre y su suegra se pusieron firme y consiguieron sacarlo de allí.

Desde el momento que Peter salió por la puerta, fue un no parar: llegó un estilista que Euge había contratado, peinaría y maquillaría a Lali, y las dos ayudantes que acompañaban al estilista comenzaron a arreglar a las chicas, que serían las damas de honor, después la madrina y por último a Claudia. El tema de los padrinos no fue complicado decidirlo: Lali amaba a Carlos y era el padre que nunca había tenido, pero no tenía duda que prefería que su madre fuera la madrina de su boda; y como querían que las dos familias fueran participes de eso, decidieron que Majo sería la madrina y Juan, el padre de Peter, sería el padrino.

Mientras las chicas terminaban de peinarse, maquillarse y vestirse, Lali aprovechó para darle su toma a Alma; las damas de honor llevaban todas el mismo vestido de un color que imitaba a los mares del Caribe. Eso sí, cada una decidió como sería el escote de su vestido –algunas lo eligieron redondo, otras en pico, con mangas, sin mangas, solo una manga, cruzado….- de esa manera cada una le dio su toque de personalidad a su vestido, tal y como ellas mismas acordaron cuando decidieron el traje.. Media hora después, terminaron de maquillarla y la ayudaron a vestirse, mientras que Claudia se encargaba de vestir a Alma, y después llamó a su marido para que fuera a recoger a Lali allí, así como Peter fue a recoger a su suegra.

Una hora después todos estaban ya en la iglesia. Lali caminaba por el pasillo que la llevaría hasta el altar y lo hacía del brazo de su suegro. Estaba encantada, puesto que antes de que Carlos entrara en su vida, Juan siempre la trató como a una hija. Por fin llegó, y Juan se encargó de entrelazar las manos de su hijo y su nuera. Todos los allí presente estaban pensaban en lo bonita que estaba siendo la ceremonia y las palabras tan lindas y correctas que estaba diciendo el sacerdote. En realidad, todo menos Peer y Lali, porque si bien estaban escuchando lo que el cura decía, no dejaban de mirarse entre ellos. Eso sí, tuvieron que prestarle algo más de atención cuando llegó el momento de los anillos. Ese momento, en el que ambos tomaron la mano del otro para colocar una alianza en el dedo anular, una alianza que no solo los convertía en marido y mujer, sino que era una prueba más de todo el amor que se tienen y tendrán.

- Prometo amarte y compartir todos mis pensamientos y sentimientos con vos. Prometo sostenernos, apreciarnos y valorarnos – comenzó Peter con los votos matrimoniales, votos que habían escogido entre los dos decir juntos.

- Quiero vivir cada día como si fuera el último, y prometo que no permitiré que nunca nos vayamos a dormir enfadados sin decirte cuanto te quiero. Si el dolor entra en nuestras vidas, juntos lo superaremos – continuó Lali

- Mientras envejezcamos y lentamente cambiemos, podremos mirarnos a los ojos y saber que lo que tenemos juntos nunca desaparecerá – siguió Peter.

- Con cada respiración nuestro amor crecerá y estaremos juntos por el resto de nuestras vidas.

- Nosotros y los frutos de nuestro amor – añadió Peter para finalizar con los votos al tiempo que miraba a Alma, quien descansaba en los brazos de Claudia.

Después de los votos, el cura los proclamó marido y mujer, dándoles la bendición para que así la ceremonia terminara con el beso por parte de los recién estrenados contrayentes.

Beso precedido de aplausos, y los invitados incitaron a Lali y Peter que volvieran a besarse y ellos encantados acallaron las aclamaciones uniendo de nuevo sus labios.

- Te amo - dijo Lali sobre la boca de Peter.

- Yo también mi amor – respondió él de la misma forma.

Salieron de la iglesia entre más aplausos y bajo el arroz que los más allegados tiraban en la puerta de la misma. Peter y Lali fueron a echarse algunas fotos por Buenos Aires mientras los invitados ya partían hacia donde se celebraría la boda. Después de las fotos, ellos también se dirigieron al lugar de la celebración y cuando llegaron, Daniela se hizo cargo de su ahijada para que los novios, así entraron al son de la marcha nupcial y los invitados los recibieron con aplausos. Cuando llegaron a su mesa,  realizaron un brindis y todos comenzaron a comer.

En la mesa principal, los besos entre los novios no faltaron al igual que tampoco faltaron los mimos para Alma, porque a pesar de que esa era un día donde los protagonistas eran Lali y Peter, ellos dos no se olvidaban que además de su matrimonio había un lazo mucho más fuerte que los unía, y ese lazo era una personita que había nacido fruto del amor que se tenían.

La comida quedó en segundo lugar cuando los novios pasaron a cortar la tarta de bodas y al igual que en la mesa, Alma los acompañó y los tres empuñaron el cuchillo para hacer el primer corte de la tarta. Repartieron la tarta, mientras Lali y Peter recorrieron las mesas para entregar a los invitados un pequeño recuerdo de su matrimonio, y echarse alguna que otra foto.

Una vez habían recorrido todas las mesas, Candela tomó el micrófono:

- Buenas tardes a todos – dijo ella – para los que no me conocen soy Candela, diría que vengo por parte de la novia, pero creo que ya un poquito amiga del novio también soy – explicó ella con ese desparpajo que la caracterizaba y los invitados rieron – por favor, le quiero pedir a los novios que pasen al centro de la pista, van a inaugurarla – continuó Candela y Lali y Peter hicieron lo que les pidió - y como no hacerlo con un baile bien pegado. Aunque esta vez no es un baile cualquiera, sino un baile con una canción que espero que signifique mucho para ustedes dos. Los quiero mucho – finalizó tirándoles con la mano un beso y ellos le devolvieron una gran sonrisa cada uno. En ese momento comenzó a sonar la canción de Porque, de Manuel Carrasco, ambos se miraron sonrieron y se agarraron para comenzar a bailar al son de esa melodía.

- ¿Cómo sabe Candela lo que para nosotros significa esta canción? – preguntó Peter sonriéndole a Lali.

- Porque es mi amiga, y se lo suelo contar todo – respondió ella de la misma manera.

- ¿Todo, todo?

- Algunas cosas las dejo para nosotros dos. Pero la cena que me preparaste por nuestro primer mes de estar juntos la sabe ella y las demás también, lo que no saben es lo que hicimos después de que me hicieras bailar esta canción – explicó ella pícara y Peter no evitó la carcajada – No sé por qué te amo tanto – dijo ella y él la interrumpió haciendo uso de los versos del estribillo de la canción que sonaba.

- Porque desde que te vi, no he parado de soñar contigo. En tus ojos libres me perdí y perdido en ti todavía sigo. Porque prefiero vivir a tu lado, siempre a la deriva; porque me gusta sentir como mi pecho te grita - Cantó él en el tono justo para que lo oyera ella nada más. - Por todo eso te amor, porque sos maravilloso.

- Vos y Alma son lo mejor que me pasaron en toda mi vida.

- ¿Nosotras nada más? – preguntó ella curiosa, porque buscaba la respuesta que quería escuchar.

- Vos, Alma y todos los hijos que vamos a tener – añadió él y ella sonrió porque había obtenido la respuesta que esperaba.

- Te amo – y ahora Lali hizo suya las palabras de la canción para mostrarle a Peter su amor – Porque la guerra que libraba dentro la ganaste con un beso, devolviéndome a la vida.

Esa canción Peter la había elegido para celebrar su primer mes de relación, porque cuando la escuchó sintió que reflejaba todas las razones y los distintos motivos de su amor por Lali. Y desde que le puso la canción a Lali, también lo sintió así, uniéndose así al repertorio de canciones de su amor.

Cuando terminaron de bailar, se unieron amigos, padres, primos, tíos, hermanos… y la pista se llenó de gente que bailaba. Los novios descansaron un rato y cuidaonr de Alma, cuando la pequeña se durmió, Lali se levantó y fue a buscar al DJ a pedirle que pusiera una canción, otra del repertorio de sus canciones… pero muy distinta con la que habían inaugurado el baile. Cuando comenzó a sonar los acordes del tema, se fue acercando a Peter mientras bailaba y él reía.

- ¿Bailamos? – preguntó ella cuando estuvo parada frente a él.

- Jamás me negaré a lo que diga mi mujer.

- Esas palabras te pueden salir muy caras, Lanzani – dijo ella riendo.

Juntos de nuevo llegaron a la pista, y bailaron al son de Lovumba, la primera canción que bailaron juntos cuando se conocieron en la discoteca.

- ¿Sabés porque me gusta tanto esta canción? – le preguntó Peter susurrándole al oído y ella negó – porque es la banda sonora de nuestro primer beso.

- ¿Si? – preguntó ella como si no lo recordara – Parece ser que tengo amnesia. Me vas a tener que recordar nuestro primer beso.

- Será un placer – respondió Peter y sin dudarlo agarró la cara de Lali con sus manos y le dio un beso, en el que se podía ver la pasión arrebatadora del amor que él le tenía. En realidad que ambos se tenían, porque ella no se quedó atrás y se entregó a ese beso como lo hizo la primera vez.

- Sos lo más – consiguió decir Lali entre beso.

- Ya lo sé – respondió él de la misma forma y el beso se rompió por la carcajada que soltó Lali ante el comentario de él.

La fiesta continuó y cuando la noche comenzó a caer, Peter y Lali se estaban despidiendo de todos.

- Claudia cualquier cosa – le estaba diciendo Lali a su suegra.

- Te llamo, me lo dijiste no sé cuántas veces ya. Además es UNA noche Lali. Mañana la tenés de vuelta entre tus brazos.

- Hija – intervino Majo – la nena va a estar bien. Mientras estemos acá la cuidamos entre todos, y cuando nos vayamos y Claudia se la lleve, seguirá perfectamente bien. Vos preocúpate solamente de disfrutar de tu noche de bodas.

- Exacto. Te prometo que va a estar perfectamente, ya me diste todas las indicaciones que necesita Alma, además tuve y crié a tres hijos y creo que hice bien el trabajo – contestó Claudia.

- Perdón Clau, pero es la primera vez que no pasa conmigo la noche y eso me pone mal, me siento mala madre – dijo Lali con algo de angustia.

- No digas tonterías Mariana – la regañó su madre – Mala madre no sos, la dejás a cargo de su abuela mi amor, por favor tranquilízate. Vos ahora solamente tenes que pensar en pasar una noche de bodas inolvidable. Solo te pido algo, Alma es muy chiquita aún, mas hermanos no.

- Mamá no digas esas cosas – se quejó Lali entre risas, no le gustaba hablar de tener hijos con su madre, sobre todo porque implicaba hablar de sexo. Si bien no era un tema tabú, le daba algo de vergüenza hablar esos temas con su madre y con su suegra.

- Mi amor – se escuchó la voz de Peter atajándola por la espalda - ¿lista para irnos?

- Sí, llevátela porque si no la echo yo – dijo Majo y todos rieron por ese comentario.

- Ok, nos vamos. Chau hermosa de mamá – se despidió de Alma.

- Hasta mañana princesa – Peter dejó un beso en la cabecita de su hija y junto con Lali partieron hacia su casa.